. DESAROLLO SUSTENTABLE .
Un artículo de LABARRA
El 23 y 24 de noviembre se realizó el IV Congreso Nacional de Confetur, en la ciudad de Bucaramanga. Como parte de la agenda, Arturo Bravo, viceministro de Turismo del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo de Colombia, hizo una importante intervención sobre la estrategia Turismo para una cultura de paz, impulsada por el Gobierno nacional para construir país a través del turismo.
El sello Colombia destinos de paz
Dentro de los puntos más cruciales de la conversación se destacó la importancia de los territorios turísticos de paz, el desarrollo económico local, la promoción turística con propósito y la construcción de una cultura de paz alrededor del turismo. Una mirada completa a un sector clave no solo en la recuperación económica del país, sino de la construcción de paz.
Territorios turísticos de paz: un enfoque estratégico
Según la información presentada por Bravo en el congreso, el ministerio ha logrado identificar “los territorios turísticos de paz y 12 subregiones a nivel nacional, donde de los 170 municipios PDET, que son los municipios que tienen unos planes especiales para el cumplimiento de los acuerdos de paz, 88 tiene vocación turística”. Estos hallazgos le han permitido al Gobierno crear una estrategia que no solo promueva estos territorios turísticos de paz, sino que les proporciona a los empresarios del turismo herramientas para impulsar el desarrollo económico y social de sus regiones.
Como parte de esta estrategia, el ministerio ha dado inicio a la primera fase que implica una inversión en estos territorios de 8.200 millones. Frente a este punto, el viceministro destaca que, si bien no parece una cifra importante, corresponde solo a la primera fase de un proyecto que espera marcar un hito significativo para el desarrollo sostenible de estos destinos y del turismo en Colombia.
Impacto del conflicto en el turismo: una perspectiva histórica
Colombia es un país atravesado por la violencia, que por décadas ha vivido el flagelo de guerras políticas y económicas, que ha permeado todos los sectores de la sociedad. Frente a este panorama, Bravo plantea una pregunta muy pertinente: “¿Cuánto ha sido el costo generado por el conflicto armado para el turismo?”.
Y es que desde los años ochenta hasta el 2000, la cifra de turistas estaba por debajo del 1’000.000, resultado justamente de la intensidad de los conflictos armados vividos en aquella época. Una situación que cerró las puertas del país a los visitantes no residentes en Colombia, pero que, con la llegada de los acuerdos de paz con las autodefensas Unidas de Colombia y las FARC, presentó un cambio notable.
“Con los primeros acuerdos de paz con las autodefensas Unidas de Colombia, el turismo aumentó casi 21% (…) Cuando se suscribió por fin el acuerdo final con el instrumento de las FARC pasó al 38%”.
Para Bravo, este aumento pudiera parecer no tan significativo si se ve fuera del contexto colombiano, sin embargo, teniendo en cuenta que el tiempo que le tomó al país alcanzar estos números, es un logro a todas luces. “Cuando uno lo ve en ese contexto, tuvieron que pasar en casi dos décadas de 1’000.000 de turista a 7’000.000; es, sin duda, un reto enorme y un gran logro como país” afirma.
Si bien la pandemia del 2020 trajo una disminución importante, como lo hizo en todo el mundo, la posibilidad de un nuevo acuerdo de paz con el ELN ofrece un horizonte optimista de busca superar los 7 millones de turistas para 2025.
Desafíos y oportunidades en los territorios PDET
Frente a este punto, el viceministro subraya el costo generado por el conflicto armado en los territorios PDET. Según las cifras que reveló durante el congreso, existen desafíos sociodemográficos significativos, como altas tasas de informalidad, desempleo y pobreza monetaria.
“Del total de personas ocupadas en estos territorios, el 58% son informales, hay una tasa de desempleo del 12,8%, más alta que el promedio nacional, y un índice de pobreza monetaria de casi el 78%” asegura. Además, según el viceministro, el 50% de los hechos victimizantes se concentra en estos territorios.
Sin embargo, Bravo compartió algunas cifras sobre el desarrollo turístico en estos territorios, que dan muestra de su potencial de desarrollo. “En esos municipios se concentra más o menos el 10% del total de la industria del país. En Colombia, hay alrededor de 94.000 empresas turísticas formales, de las cuales 9.000 están en esos territorios” comenta Bravo.
Sin embargo, el viceministro destaca la concentración de prestadores de servicios en alojamientos, señalando la necesidad de diversificar la cadena de valor para incluir aspectos como transporte, gastronomía y actividades turísticas.
“El 77,43% corresponde a los prestadores de servicios en alojamientos, mientras que solamente el 12% son agencias de viajes y el 1,2% corresponde a establecimientos gastronómicos. Esto significa que falta desarrollar muchos aspectos de la cadena de valor”, pero sobre todo que, “en esos territorios hay una necesidad de nuevas opciones de emprendimiento” concluye.
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Questions for this article:
How can tourism promote a culture of peace?
What is happening in Colombia, Is peace possible?
(Artículo continúa de la parte izquierda de la página)
Estrategia de territorios turísticos de paz: fomentando el desarrollo local
Para el ministerio, era sumamente importante crear una estrategia que promoviera el turismo sostenible en el marco de la consolidación de los territorios turísticos de paz. Así, su propuesta se basa en cuatro ejes fundamentales: la construcción de territorios turísticos de paz, el desarrollo de oportunidades económicas, la consolidación de la cultura de paz y la promoción turística con propósito.
Construcción de territorios turísticos de paz
Frente al primer punto, Bravo comenta que el reto empieza por entender “cuáles son las capacidades que tienen esos territorios” y desde ahí fortalecer el talento humano, mejorar las condiciones de dotación y trabajar en red para compartir experiencias y desafíos comunes.
Para Bravo, este último punto ha sido vital, especialmente en términos de cooperación internacional. Ejemplo como el de Cuba, invitado de honor del Congreso, son una muestra de todo lo que se puede lograr en relación con la profundización de las relaciones comerciales y turísticas.
Oportunidades económicas
Durante el congreso, el viceministro Bravo presentó el sello Colombia destinos de paz, un elemento clave para impulsar oportunidades económicas en las zonas afectadas por el conflicto. El sello, más allá de ser un distintivo, es una narrativa poderosa que lleva consigo un compromiso con la paz. Bravo enfatiza la importancia de otorgar este sello a productos, servicios y actividades turísticas provenientes de estas zonas.
Un ejemplo concreto se da en la gastronomía: al comprar a proveedores de áreas de paz o vincularse con personas que han sido firmantes de la paz, víctimas o exvictimarios, se puede aplicar el sello de paz. Esto no solo resalta la calidad de los productos, sino que también construye un tejido social donde todos contribuyen al proceso de paz.
Por otro lado, Bravo anticipa la realización de cuatro ruedas regionales en estos territorios turísticos de paz. Con este enfoque estratégico, se busca impulsar la colaboración entre empresarios locales, promoviendo el desarrollo de circuitos cortos. Esta estrategia no solo beneficia al desarrollo puntual del producto turístico, sino que también aborda el reto del encadenamiento productivo digital del turismo, crucial en regiones apartadas del país.
En un contexto donde las narrativas positivas y éticas son esenciales, el sector turístico emerge como un agente clave para la transformación positiva de Colombia.
Y es que justamente, frente a este punto, el viceministro fue muy enfático en la necesidad de mejorar la conectividad para que los servicios turísticos de estas zonas puedan llegar a los turistas de manera efectiva. Según el mandatario, la conectividad no solo se trata de facilitar el acceso a destinos, sino también de conectar estrategias entre empresarios de manera eficiente. Así, la eficiencia empresarial, en este contexto, se convierte en un componente clave para el éxito de la estrategia.
Consolidación de la cultura de paz
El tercer eje, por su parte, se centra en la cultura de paz, destacando la importancia de trabajar con principios éticos distintos, especialmente en temas de memoria histórica. El objetivo es claro: evitar glorificar la guerra, no repetir la tragedia y, sobre todo, no revictimizar.
Según el mandatario, potencializar el turismo de la memoria permite contar una historia distinta y rescatar lo que hace grande a esto territorios. “Ahí hay que trabajar fuertemente en la construcción y fortalecimiento de las narrativas de paz, para evitar el turismo oscuro, y pasar a un turismo positivo, uno que no nos haga olvidar, pero sí nos ayude a construir hacia el futuro” comenta.
Promoción turística con propósito
El cuarto eje se centra en la promoción turística con propósito, encabezada por la implementación del sello “Colombia Destinos de Paz”. Este enfoque busca vender una emoción, una forma distinta de contribuir al propósito nacional de construir la paz. La invitación es a participar activamente en esta iniciativa, donde la promoción turística no es solo sobre destinos, sino sobre contar historias positivas de lo que sucedió en esos territorios.
El viceministro señala la existencia de programas anteriores, como el turismo Paz y Convivencia, que ya han consolidado destinos para la cultura de paz. Destaca el caso de Urabá, que será sede del próximo congreso y se presenta como un destino de paz. La idea es aprovechar estos avances y experiencias consolidadas, compartiendo las lecciones aprendidas a través de las redes y la cooperación interinstitucional.
(Nota del editor: Respecto a Urabá, ver ‘la misteriosa isla‘ que “aparece y desaparece” en el Urabá)
Sin duda, la visión presentada por el viceministro Arturo Bravo en el marco del IV Congreso Nacional de Confetur, revela un enfoque integral que permitirá posicionar el turismo como un catalizador de paz y desarrollo en Colombia. La estrategia propuesta aborda no solo la promoción turística y el desarrollo económico local, sino también la construcción de una cultura de paz a través de otras narrativas.