El movimiento por una cultura de paz avanza en América Latina.
Las elecciones de Andrés Manuel López Obrador en México, Gabriel Boric en Chile, José Pedro Castillo en Perú y Gustavo Petro en Colombia, así como la posible elección de Lula da Silva en Brasil son consideradas como una “segunda ola progresista”.
Se comparan con la denominada “primera ola progresista” de 2008 a 2016, cuando los líderes latinoamericanos incluyeron a Hugo Chávez en Venezuela, Luz Ignacio Lula da Silva en Brasil, Néstor Kirchner en Argentina, Rafael Correa en Ecuador y Evo Morales en Bolivia.
Durante la primera ola, la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) emitió una declaración proclamando a su región como “zona de paz”. Uno de los puntos de su declaración fue “La promoción de una cultura de paz en la región, basada, entre otros, en los principios de la Declaración de las Naciones Unidas sobre una Cultura de Paz”.
La cultura de paz figura con fuerza en la nueva ola.
En Colombia, el gobierno “ha considerado implementar un ‘Pacto por la Paz Total‘ que no sólo incluya la implementación del acuerdo existente, sino la creación de nuevos acuerdos con otros agentes armados ilegales; va más allá del fin del conflicto en los territorios.”
La victoria de la izquierda en Colombia y la posible normalización de las relaciones entre Colombia y Venezuela prometen traer una paz renovada a esa región latinoamericana.
También en Colombia, la ciudad de Medellín involucró a más de 1.300 jóvenes en la Semana por el Desarme “para consolidar una Cultura de Paz y No-Violencia en la ciudad”.
En Honduras, la recién electa presidenta Xiomara Castro ha instituido “Mesas de seguridad ciudadana” en 298 municipios dentro del marco de la policía comunitaria. Ella explica que “quiero fomentar una cultura de paz y de participación ciudadana en nuestro país con acciones de carácter preventivo, estableciendo estos vínculos de confianza y proximidad entre la policía y la comunidad”.
En México, “el gobierno de Jalisco ha comenzado con los trabajos para expedir su primer “Programa Estatal de Cultura de Paz”, uno de los principales instrumentos que derivan de la Ley de Cultura de Paz del estado, con el cual se buscará contener las distintas violencias que se han enraizado en la entidad.”
También en México, 10 localidades de Yucatán firmaron convenios para “trabajar en coordinación para fortalecer la cultura de paz”.
En Chile, la nueva Constitución promete transformar el país “de una ‘república democrática’ a una ‘democracia paritaria’… (para)… que las mujeres ocupen al menos el 50% de todos los órganos del Estado” y “propone tomar medidas para lograr alcanzar la igualdad sustantiva y la paridad”.
En Bolivia, este año ha sido declarado “Año de la Revolución Cultural por la ‘despatriarquización … buscando establecer soluciones estructurales para frenar los persistentes casos de violencia contra las mujeres en el país”.
En República Dominicana, “el Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) y el Sistema Nacional de Resolución de Conflictos (Sinarec) firmaron un acuerdo con la finalidad de promover la cultura de paz a nivel nacional mediante diferentes talleres, cursos, seminarios y otras formas de orientación.
La primera ola progresista fue reprimida por el imperialismo estadounidense en conjunto con fuerzas derechistas en Brasil y Bolivia. También fue atacada con sanciones económicas y, en algunos casos, amenazas militares contra Cuba, Venezuela y Nicaragua.
¿Podrá la nueva ola resistir estas presiones?
En Brasil, donde recientemente fue asesinado uno de sus candidatos, el Partido de los Trabajadores de Lula resiste explícitamente mediante la cultura de paz, ofreciendo un taller sobre “cultura de paz y autoprotección militante”.
Entre sus promesas de campaña, Lula dice que “defenderá la integración de América del Sur, América Latina y el Caribe, con miras a mantener la seguridad regional y promover el desarrollo, sobre la base de una complementariedad productiva”. Previamente había prometido crear “una moneda latinoamericana, para liberarse del dólar”.
Brasil ya es miembro de la alineación BRICS, que promete liberarse del dominio del dólar. Recientemente, Argentina también solicitó unirse.
En México, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha propuesto reemplazar la Organización de los Estados Americanos, dominada por Estados Unidos, por una organización independiente, como la CELAC.
Hablando de las dos olas progresistas, Evo Morales dice, “Esos tiempos están regresando, Necesitamos consolidarnos nuevamente estas revoluciones democráticas por el bien de la humanidad. Tengo mucha esperanza. En política debemos preguntarnos: ¿estamos con el pueblo o estamos con el imperio?”.
LIBERTAD DE INFORMACIÓN
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