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Cultura de Guerra foi uma escolha e invenção humana, e se escolhermos a cultura de paz? 

LIBRE CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN

Por Myrian Castello

Peace is in Our Hands é um projeto que atua para aumentar e promover cultura de paz ao redor do mundo, e uma das formas é por meio de entrevistas com pessoas referências sobre o tema.


Video do Webinar

CPNN agora conta com um canal no youtube em que outras pessoas podem acessar as entrevistas e apoiar o novo projeto. Para se inscrever basta ir em: https://www.youtube.com/channel/UCxL5jiQ7k6EgC4vNj0AXYbA

(Continúa en la columna de la derecha)

(Haga clic aquí para obtener una version inglés)

Question related to this article:</strong
 
How can webinars and online courses contribute to the culture of peace?

(Continúa de la columna a la izquierda)

A primeira e a segunda entrevista foram com o Dr. David Adams, “A paz está em nossas mãos” – Uma revisão sobre a cultura de guerra e a possibilidade da criação de uma cultura de paz, ações, pensar global e agir local – um novo mundo possível. 
https://www.youtube.com/watch?v=4Bwt6qsj2FI

e

“São os humanos naturalmente agressivos?” – Em que conta um pouco da sua pesquisa sobre o cérebro humano e nossa sociedade.
https://www.youtube.com/watch?v=X_XLGsvtVsM

E a terceira, São os humanos naturalmente pacíficos? – Dr. Roberto Mercadillo aborda sobre cultura de paz poder ser uma escolha, empatia e conexão, como nos desenvolvemos e o que acontece quando nos enxergamos como iguais.
https://www.youtube.com/watch?v=9D0IM4120qg

Como disse Dr. David Adams precisamos investir mais em solidariedade, sustentabilidade, educação, participação democrática, equidade ao invés de investir em guerra. Além disso David propõe o poder para as cidades ao invés de Estados Nações como forma de sair de uma Cultura de Guerra e ir para uma Cultura de Paz. Se escolhemos a cultura de guerra, por que não escolher uma cultura de paz? É preciso pensar global e agir local.

Nos vemos em breve,

Na nossa próxima conversa

Peace is in Our Hands

Amnestía Internacional: En la respuesta a la COVID-19 se olvida a las personas refugiadas y migrantes

. DERECHOS HUMANOS .

Un artículo de Amnestía Internacional (Reproducido según una licencia 4.0 de Creative Commons, atribución, no comercial, sin obra derivada, internacional).

El trato inhumano que reciben las personas refugiadas y migrantes amenaza con detener los avances que se están realizando para responder a la COVID-19, ha manifestado Amnistía Internacional hoy, a la vez que ha advertido de que los campos de acogida y centros de detención superpoblados se convertirán en nuevos focos si no se toman medidas con urgencia. La organización ha afirmado que las medidas de confinamiento y restricción de la movilidad han agravado las ya terribles condiciones existentes, dejando expuestas a millones de personas a pasar hambre y contraer enfermedades.

La organización pide una acción mundial concertada para proporcionar a centenares de miles de personas en movimiento acceso adecuado a alimentos, agua, saneamiento y atención de la salud a fin de garantizar su supervivencia mientras los países se preparan para salir del confinamiento.

“Es imposible contener eficazmente el virus cuando en todo el mundo hay tantas personas que viven

en campos de acogida y centros de detención donde las condiciones de hacinamiento y falta de higiene son desesperadas. En un momento en que la necesidad de compasión y cooperación es mayor que nunca, lo que han hecho algunos gobiernos ha sido intensificar la discriminación y los abusos, con medidas como impedir los envíos de alimentos y agua y encerrar a personas o devolverlas a situaciones de guerra y persecución”, ha afirmado Iain Byrne, director del Equipo sobre Derechos de Personas Refugiadas y Migrantes de Amnistía Internacional.

“En muchos campos se observa ya que la muerte por hambre es una amenaza mayor que el propio virus. Este hecho indica que se está eludiendo de manera horrible la responsabilidad colectiva de proteger a las personas refugiadas y migrantes, por lo que instamos a los Estados a tomar de inmediato medidas para prevenir que la situación degenere en una catástrofe para los derechos humanos.”

Muchos gobiernos han aplicado medidas basadas en la discriminación y la xenofobia, que dejan a las personas refugiadas expuestas a sufrir hambre y enfermedades.

Por ejemplo, en el campo de Vucjuk de Bosnia, las autoridades locales han cortado deliberadamente el suministro de agua para forzar la reubicación de quienes viven en él. La situación económica de muchas personas refugiadas es muy precaria, y las medidas de confinamiento y toque de queda hacen que les cueste más que nunca ganarse la vida. En el campo de Zaatari de Jordania, el confinamiento impide por completo a la gente trabajar, lo que supone que no hay comida ni ingresos para satisfacer siquiera las necesidades básicas. En abril, las personas residentes en campos improvisados en los asentamientos de Calais, en Francia, no recibían los envíos necesarios de alimentos y agua debido al confinamiento, y las restricciones de la movilidad les impedían comprar ellas mismas lo que necesitaban, incluso si tenían dinero para pagarlo.

( Clickear aquí para la version inglês y aquí para la version francês)

Pregunta(s) relacionada(s) al artículo

How can we work together to overcome this medical and economic crisis?

Muchos gobiernos han continuado deteniendo innecesariamente a solicitantes de asilo, con el consiguiente riesgo de que contraigan el virus. No hay tests ni equipos de protección suficientes para el personal de los centros de detención y las personas recluidas en ellos, con lo que se corre el riesgo de que estallen las enfermedades y las muertes. Las personas recluidas en centros de detención de Australia  piden que se las deje en libertad, porque temen que el personal al que no se han proporcionados equipos de protección personal lleve el virus a ellos sin darse cuenta.

Otros gobiernos han violado el derecho internacional obligando a personas a regresar a situaciones de peligro con el pretexto de contener la propagación de la COVID-19.

Aplicando el programa oportunista y antimigración existente, entre el 20 de marzo y el 8 de abril Estados Unidos rechazó a 10.000 personas  menos de horas después de que llegaran a territorio estadounidense. Asimismo, Malasia rechazó un barco de personas rohinyás que buscaban seguridad, y aunque Bangladesh le permitió al final atracar, al menos 30 personas murieron, según informes, en los dos meses en que el barco estuvo a la deriva. Se sabe que en este momento hay varios centenares de personas que necesitan con urgencia la asistencia de operaciones de búsqueda y salvamento.

Obligar a las personas a regresar a países donde hay razones para creer que pueden sufrir persecución y tortura y otros tratos crueles o degradantes constituye devolución (refoulement), que es ilegal según el derecho internacional. No hay circunstancia alguna en que el principio de no devolución no sea aplicable.

Amnistía Internacional insta a los gobiernos a:

* Garantizar suministros de alimentos y agua suficientes y servicios adecuados de salud a los campos y poner a la gente en cuarenten

* Considerar la posibilidad de regularizar temporalmente a todas las personas migrantes, cualquiera que sea la documentación de que dispongan; garantizar que los paquetes de estímulo económico y protección se aplican a las personas solicitantes de asilo y refugiadas, y continuar permitiendo el reasentamiento cuando sea posible

* Descongestionar los campos de acogida, centros de detención de migrantes y asentamientos informales y realojar a sus residentes en condiciones dignas e higiénicas y con acceso adecuado a servicios de salud, alimentos y agua. Dejar en libertad a las personas detenidas por motivos de inmigración si no puede garantizarse su derecho a la salud durante la detención

* Hacer valer el derecho a solicitar asilo y el principio de no devolución (non-refoulement).

“Los gobiernos no dejan de decir que esta pandemia afecta a todas las personas por igual. Si es así, deben redoblar sus esfuerzos por proteger a los millones de personas de todo el mundo que están sufriendo la pandemia lejos de sus hogares y sus seres queridos”, ha afirmado Iain Byrne.

“Cualquier gobierno que permita que las personas refugiadas mueran de hambre o sed durante el confinamiento habrá actuado terriblemente mal frente a esta crisis.”

Trabajo: Democratizar, Desmercantilizar, Descontaminar

. DESAROLLO SUSTENTABLE .

Un manifiesto de Democratizing Work

El siguiente texto se publicó el 16 de mayo en 41 publicaciones, en 36 países de todo el mundo, en 25 idiomas, incluida la publicación en Le Monde, Die Zeit, The Guardian y The Boston Globe. Fue firmado por más de 3.000 académicos de 650 universidades de todo el mundo, como se detalla aquí.


(Imagen de Juan Carlos Marin)

¿Qué nos ha enseñado esta crisis? En primer lugar, que los seres humanos en el trabajo no pueden ser reducidos a meros “recursos”. El personal médico y farmacéutico, el personal de enfermería, de reparto, de caja… todas esas personas que nos han permitido sobrevivir durante este periodo de confinamiento son la viva muestra de ello. Esta pandemia ha revelado también cómo el trabajo en sí tampoco puede reducirse a mera “mercancía”. Los servicios de salud, atención y cuidados a colectivos vulnerables son actividades que deberíamos proteger de las leyes del mercado. De no hacerlo, correríamos el riesgo de acentuar aún más las desigualdades, sacrificando a las personas más débiles y necesitadas. ¿Qué hacer para evitar semejante escenario? Hay que permitir a los y las trabajadoras participar en las decisiones, es decir, hay que democratizar la empresa. Y hay también que desmercantilizar el trabajo, es decir, asegurar que la colectividad garantice un empleo útil a todas y todos. En este momento crucial, en el que nos enfrentamos al mismo tiempo a un riesgo de pandemia y a uno de colapso climático, estas dos transformaciones estratégicas nos permitirían no solo garantizar la dignidad de cada persona, sino también actuar colectivamente para descontaminar y salvar el planeta. 

Democratizar. Mientras quienes podemos, permanecemos confinadas, los (y especialmente, las) que forman parte del personal esencial, en particular las personas racializadas, migrantes y que trabajan en la economía informal, se levantan cada día para prestar servicio a los y las demás. Ellas son prueba de la dignidad del trabajo y de la ausencia de banalidad de su función, y demuestran un hecho clave que el capitalismo, en su afán por transformar a los seres humanos en meros “recursos”, intenta siempre invisibilizar: y es que, sin personas dispuestas a invertir su trabajo, no hay producción ni servicio que valga.

Por otra parte, los confinados (y, en especial, las confinadas) están movilizando todo lo que está en su mano para lograr, desde sus domicilios, mantener la actividad de sus organizaciones, demostrando así de forma masiva que quienes suponen que la gran preocupación de un empresario debe ser no perder de vista a un trabajador indigno de confianza para controlarlo mejor, están profundamente equivocados. Cada día, los y las trabajadoras evidencian que no son una “parte interesada” cualquiera de la empresa: son SU parte constitutiva. Sin embargo, se les niega aún con demasiada frecuencia el derecho a participar en el gobierno empresarial, monopolizado por quienes aportan capital.

Si nos preguntamos seriamente cómo podrían las empresas y la sociedad en su conjunto expresar su reconocimiento hacia los y las trabajadoras, parece evidente que tendría que aplanarse la curva para las remuneraciones más altas e iniciarse ésta desde un nivel más alto para el resto, pero dichos cambios no serían suficientes. Del mismo modo en que, después de las dos guerras mundiales, se otorgó el derecho de voto a las mujeres en reconocimiento de su contribución al esfuerzo de guerra, hoy resulta injustificable negarse a la emancipación de los y las inversoras de trabajo, y al reconocimiento de su ciudadanía en la empresa. Se trata de una transformación absolutamente necesaria.

En Europa, la representación de quienes invierten su trabajo en la empresa comenzó a establecerse a través de comités de empresa al acabar la Segunda Guerra Mundial. Pero estas “Cámaras” de representación de los y las trabajadoras se han quedado en órganos muy débiles, dependientes de la buena voluntad de los equipos de dirección designados por el accionariado. Estas Cámaras han sido incapaces de bloquear la dinámica propia del capital, que busca acumular para sí mismo, mientras destruye el planeta. Estas Cámaras de representación de los y las trabajadoras deberían en lo sucesivo ser dotadas de derechos similares a los de los consejos de administración, con el fin de someter el gobierno empresarial (es decir, la dirección al más alto nivel) a un sistema de doble mayoría.

(El artículo continúa en el lado derecho de la página)

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Question for this article:

Despite the vested interests of companies and governments, Can we make progress toward sustainable development?

How can we work together to overcome this medical and economic crisis?

(Artículo continúa de la parte izquierda de la página)

En Alemania, Países Bajos y los países escandinavos, las diferentes formas de cogestión o codecisión (Mitbestimmung) que se pusieron progresivamente en marcha después de la Segunda Guerra Mundial representaron una etapa crucial, pero aún no basta para generar una verdadera ciudadanía en la empresa. Incluso en Estados Unidos, donde el derecho de sindicalización ha sido vigorosamente combatido, surgen hoy voces que piden otorgar a quienes invierten en trabajo el derecho de elegir representantes que cuenten con una mayoría cualificada en el seno de los consejos de administración. Nombrar al Director (o, mejor aún, a la directora) General, decidir sobre la estrategia empresarial, o sobre cómo se reparten los beneficios, son todas ellas cuestiones demasiado importantes como para ser dejadas exclusivamente en manos de la representación accionarial. Quienes invierten en la empresa su trabajo, su salud, y, en definitiva, su propia vida, deben tener asimismo la posibilidad de validar colectivamente tales decisiones. 

Desmercantilizar. Esta crisis ilustra también hasta qué punto el trabajo no debería tratarse como mercancía. La crisis demuestra que no podemos dejar decisiones colectivas tan importantes en manos de los mecanismos del mercado. La creación de puestos de trabajo en los sectores de cuidados y de atención primaria, o el abastecimiento de material y equipos de emergencia llevan años sometidos a la lógica de la rentabilidad, y esta crisis no hace sino sacarnos del engaño. Nuestras decenas de miles de fallecidos nos recuerdan que hay necesidades colectivas estratégicas que debieran quedar inmunizadas ante la mercantilización. Quienes aún afirmen lo contrario son ideólogos que nos ponen a todos en grave peligro. La lógica de la rentabilidad no puede decidirlo todo. Al igual que ciertos sectores han de protegerse de las leyes del mercado no regulado, también ha de poder garantizarse a cada cual un trabajo digno.

Una forma de alcanzar ese objetivo es a través de una Garantía de empleo, que ofrezca la posibilidad a cada ciudadano y ciudadana de tener un empleo. El artículo 23 de la Declaración Universal de los derechos humanos consagra el derecho al trabajo, a un trabajo libremente elegido, a condiciones de trabajo justas y satisfactorias, y a una protección contra el desempleo. En este sentido, la Garantía de empleo permitiría no solo que toda persona se ganara la vida dignamente, sino también que, colectivamente, multiplicáramos nuestras fuerzas para responder mejor a las numerosas necesidades sociales y medioambientales a las que nos enfrentamos. Una Garantía de Empleo puesta a disposición de las comunidades y administraciones locales permitiría, en concreto, contribuir a evitar el colapso climático, y al mismo tiempo garantizar un futuro digno a todas las personas. La Unión Europea debería poner los medios necesarios para impulsar semejante proyecto en el marco de su Green Deal. Si revisara la misión de su Banco Central, para que éste pudiera financiar tal programa, necesario para nuestra supervivencia, la UE se ganaría la legitimidad en la vida de todos y cada uno de los ciudadanos y ciudadanas de la Unión. Ofreciendo una solución anticíclica al choque que se avecina en términos de desempleo, la UE demostraría su compromiso con la prosperidad social, económica y ecológica de nuestras sociedades democráticas. 

Descontaminar.  No repitamos los errores de 2008: aquella crisis se saldó con el rescate incondicional del sector financiero, profundizando la deuda pública. Si nuestros estados vuelven hoy a intervenir la economía, es importante que al menos pueda exigirse a las empresas beneficiarias su adecuación al marco general de la democracia. El Estado, en nombre de la sociedad democrática a la cual sirve y que lo constituye, y en nombre también de su responsabilidad para velar por nuestra supervivencia medioambiental, debe condicionar su intervención a cambios en la orientación estratégica de las empresas intervenidas. Más allá del cumplimiento de estrictas normas medioambientales, debe imponer condiciones de democratización en cuanto al gobierno interno de las empresas. Porque las empresas mejor preparadas para impulsar la transición ecológica serán, sin lugar a duda, las que cuenten con gobiernos democráticos; aquellas en las que tanto inversoras de capital como de trabajo puedan hacer oír su voz y decidir de común acuerdo las estrategias a poner en práctica. Esto no debe sorprender: bajo el régimen actual, el compromiso capital/trabajo/planeta resulta siempre desfavorable al trabajo y al planeta. Como han demostrado los ingenieros de la Universidad de Cambridge Cullen, Allwood y Borgstein (Envir. Sc. & Tech. 2011 45, 1711–1718), si se establecieran “modificaciones realizables en los procesos productivos”, podría ahorrarse un 73% del consumo mundial de energía. Pero estos cambios implicarían más mano de obra, y decisiones a menudo más costosas a corto plazo. Mientras las empresas sigan administrándose exclusivamente en beneficio de quienes aportan capital, ¿de qué lado creen ustedes que se decantará la decisión, en un momento en que el coste de la energía es irrisorio?

A pesar de los desafíos que tales cambios implican, algunas cooperativas o empresas de la economía social y solidaria, proponiéndose objetivos híbridos (financieros a la par que sociales y medioambientales), y desarrollando gobiernos internos más democráticos, han demostrado ya que ésta es una vía creíble.

No nos hagamos ilusiones. Dejados a su suerte, la mayor parte de quienes aportan capital no se preocuparán ni de la dignidad de las personas que invierten su trabajo, ni de la lucha contra el colapso climático. Tenemos, en cambio, otro escenario mucho más esperanzador al alcance de la mano: democratizar la empresa y desmercantilizar el trabajo. Lo que nos permitirá descontaminar el planeta.

En 2019, el Gasto Militar Mundial Registró el Mayor Incremento Anual de la Última Década y Alcanzó los 1,917 Billones de Dólares, según el Sipri

DESARME Y SEGURIDAD .

Un artículo de Stockholm International Peace Research Institute

En 2019, el gasto militar mundial creció hasta los 1,917 billones de dólares, según los nuevos datos del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI). Esta cifra representa un incremento del 3,6% desde 2018 y el mayor crecimiento anual en gasto desde 2010. Los cinco países con más gasto fueron los Estados Unidos, China, India, Rusia y Arabia Saudí que juntos representan el 62% del total. Esta es la primera vez que dos países asiáticos figuran entre los top 3 con más gasto.

En 2019, el gasto militar mundial representó un 2,2% del producto interior bruto (PIB) global que equivale, aproximadamente, a 249 dólares por persona. ‘El gasto militar global de 2019 fue un 7,2% más elevado que el de 2010, evidenciando que la tendencia de crecimiento se ha acelerado en los últimos años,’ afirma el Dr. Nan Tian, investigador del SIPRI. ‘Este es el nivel más alto de gasto militar desde la crisis financiera mundial de 2008 y probablemente constituya un punto máximo.”

Los Estados Unidos impulsan el crecimiento global del gasto militar

El gasto militar de los Estados Unidos creció un 5,3% hasta un total de 732 mil millones de dólares en 2019 y representó un 38% del gasto militar global. El solo incremento de los EE. UU. equivalió a todo el gasto militar de Alemania del mismo año. ‘El crecimiento del gasto militar de los EE. UU. se basa principalmente en lo que parece un retorno de la rivalidad entre las grandes potencias,’ asegura Pieter D. Wezeman, investigador sénior del SIPRI.

China e India, los dos países asiáticos con más gasto militar

En 2019, China e India fueron el segundo y tercer países respectivamente, con más gasto
militar del mundo. El gasto de China llegó a los 261 mil millones de dólares, un incremento del 5,1% en comparación a 2018, mientras que el de India creció un 6,8% hasta los 71.100 millones de dólares. ‘Las tensiones y la rivalidad con China y Pakistán son algunas de las causas principales del incremento de su gasto militar,’ dice Siemon T. Wezeman, investigador sénior del SIPRI.

(El artículo continúa en el lado derecho de la página)

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Question for this article:

Does military spending lead to economic decline and collapse?

(Artículo continúa desde la parte izquierda de la página)

Además de China e India, Japón (47.600 millones de dólares) y Corea del Sur (43.900
millones de dólares) fueron los países con más gasto militar de Asia y Oceanía. El gasto de la región ha subido cada año desde, como mínimo, 1989.

Alemania lidera el incremento del gasto militar en Europa

En 2019, el gasto militar de Alemania creció un 10% hasta los 49.300 millones de dólares. Fue el incremento más elevado de los top 15, los 15 países con mayor gasto militar de ese año. ‘El incremento del gasto militar de Alemania se puede explicar parcialmente por la percepción de una amenaza creciente por parte de Rusia, compartida por muchos estados miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN),’ apunta Diego Lopes da Silva, investigador del SIPRI. ‘Al mismo tiempo, sin embargo, el gasto militar de Francia y del Reino Unido se mantuvo relativamente estable.’

También hubo fuertes aumentos del gasto militar por parte de estados miembro de la OTAN de la Europa central: por ejemplo, el de Bulgaria creció un 127% —principalmente debido a los pagos de nuevos aviones de combate—, y el de Rumanía, un 17%. El gasto militar total de los 29 estados miembro de la OTAN en 2019, fue de 1,035 billones de dólares.

En 2019, Rusia fue el cuarto país con más gasto militar del mundo; lo incrementó en un 4,5%, hasta los 65.100 millones de dólares. ‘Con el 3,9% de su PIB, el peso del gasto militar ruso se situó entre los más elevados de Europa,’ afirma Alexandra Kuimova, investigadora del SIPRI.

En los países africanos en conflicto el gasto militar fue inestable

Los conflictos armados son una de las principales causas de la inestabilidad del gasto militar en África subsahariana. Por ejemplo, en el Sahel y en la región del lago Chad, donde hay varios conflictos armados activos, en 2019, el gasto militar creció en Burkina Faso (22%), en Camerún (1,4%) y en Mali (3,6%), pero cayó en Chad (–5,1%), en Níger (–20%) y en Nigeria (–8,2%). En los países del África central implicados en conflictos armados, en general el gasto militar creció. La República Centroafricana (8,7%), la República Democrática del Congo (16%) y Uganda (52%) todos incrementaron su gasto militar en 2019.

Otras variaciones regionales destacables de 2019

• Sudamérica: El gasto militar de la zona cambió relativamente poco: 52.800 millones de
dólares. Brasil contabilizó el 51% del total del gasto militar de la subregión.

• África: El gasto militar combinado de los estados africanos creció un 1,5% hasta los
41.200 millones de dólares estimados —el primer incremento de gasto de la región en
cinco años.

• Sudeste asiático: El gasto militar creció un 4,2% hasta llegar a los 40.500 millones de
dólares.

• Oriente Medio: El gasto militar total de los 11 países de Oriente Medio de los que se
dispone de datos, cayó un 7,5% hasta los 147 mil millones de dólares. A pesar de su
operación militar en Yemen y de las tensiones con Irán, el gasto militar de Arabia Saudí
cayó un 16% hasta los 61.900 millones de dólares.

• La media de la carga del gasto militar fue del 1,4% del PIB para los países del
continente americano, del 1,6% para los de África, del 1,7% para los de Asia y Oceanía, y
Europa, y del 4,5% para los de Oriente Medio (en los países de los que se dispone de
datos).

Manifiesto del Día de la Tierra – 22 de abril de 2020 :Un planeta Una salud; Haciendo la paz con la Tierra

. DESAROLLO SUSTENTABLE .

Un Manifiesto de Navdanya International por la coalición planetaria *

La pandemia del virus Covid-19 Corona es una llamada de atención planetaria de la Tierra a la humanidad.

Nos recuerda que somos uno con la Tierra, no estamos separados/as de ella, que no somos sus amos/as, dueños/as y conquistadores/as, ni que somos superiores a otras especies, como el dogma antropocéntrico que nos quieren hacer creer.

La pandemia nos recuerda que violamos los derechos de la Tierra y de todas sus especies por nuestra cuenta y riesgo, y que sería prudente que consideráramos los conocimientos y la sabiduría ancestrales de los pueblos originarios, guardianes de la Tierra a lo largo de los tiempos, cuyo profundo respeto por la Tierra se basa en la conciencia de la interconexión de toda la vida. Dañar una parte significa dañar el todo.

Esta pandemia no es un “desastre natural”, al igual que la crisis de la extinción de especies y los extremos climáticos no son “desastres naturales”. Las epidemias de enfermedades emergentes son antropogénicas – causadas por actividades humanas.

La Tierra es una red de vida interconectada.

La emergencia sanitaria a la que nos enfrentamos como comunidad mundial está relacionada con la emergencia sanitaria a la que se enfrenta la Tierra: su constante degradación, la extinción y desaparición de especies y la emergencia climática. Cuando utilizamos venenos y agrotóxicos, como insecticidas y herbicidas para matar insectos y plantas en el modelo industrial de agricultura, producimos desertificación, contaminamos el agua, el suelo, el aire y destruimos la biodiversidad. Los agrotóxicos están llevando a la extinción a las especies, incluyendo a los agentes polinizadores, como hemos visto en la drástica disminución de las abejas. Cuando hacemos minería metalífera a cielo abierto utilizamos millones de litros de agua que es esencial para la vida humana y la naturaleza. Cuando practicamos la fractura hidráulica alteramos la conformación geológica y aumentamos el riesgo sísmico. Cuando quemamos el carbono que la tierra ha fosilizado durante 600 millones de años, violamos las fronteras planetarias. Al industrializar y globalizar nuestros sistemas alimentarios contribuimos hasta un 50% de los gases de efecto invernadero y el cambio climático es la consecuencia.

La ciencia nos informa de que a medida que invadimos los ecosistemas forestales, destruimos los hogares de las especies y manipulamos las plantas y los animales para obtener beneficios, creamos las condiciones para nuevas epidemias. En los últimos 50 años, han surgido hasta 300 nuevos patógenos. Está bien documentado que alrededor del 70 por ciento de los patógenos humanos, incluyendo el VIH, el Ébola, la Gripe, el MERS y el SRAS surgieron cuando los ecosistemas forestales fueron invadidos y los virus pasaron de los animales a los humanos.

Cuando los animales están hacinados en granjas industriales para maximizar las ganancias, nuevas enfermedades como la gripe porcina y la gripe aviar surgen y se propagan. La agricultura industrial intensiva con el uso de agrotóxicos y los sistemas alimentarios industriales dan lugar a enfermedades crónicas no transmisibles como malformaciones, cáncer, alteraciones endocrinas, diabetes, problemas neurológicos e infertilidad. Con las infecciones de Covid-19, la morbilidad aumenta dramáticamente con estas condiciones preexistentes.

Mientras afirma alimentar al mundo, la agricultura industrial ha empujado a miles de millones de seres humanos al hambre y este número está creciendo con el bloqueo mundial y la destrucción de los medios de vida”. Nuestra salud y la del planeta es una sola. Respetar los límites de los ecosistemas y la integridad de las especies es vital para proteger el planeta y nuestra salud. Las soluciones al cambio climático son también soluciones para evitar nuevas epidemias. En el debate sobre la cuestión del cambio climático no se puede evitar considerar cómo el modelo tecnológico y económico dominante, basado en los combustibles fósiles, no tiene en cuenta la finitud de los recursos de la Tierra. Una economía mundial basada en el mito del crecimiento y el apetito ilimitado por los recursos de la Tierra es la raíz de esta crisis sanitaria y de futuras crisis.

La respuesta holística e integrada a la emergencia sanitaria consiste en hacer una transición desde el paradigma de la agricultura y comercio globalizado intensivo en combustibles fósiles y productos químicos, con su pesada huella ecológica, a los sistemas ecológicos locales y biodiversos de producción y distribución de alimentos, para curar la Tierra y curarnos a nosotros mismos como parte de la Tierra.

Nuestro compromiso del Día de la Tierra: Regresar a la Tierra, en nuestras mentes, nuestras vidas

Durante la crisis del Covid-19 y mientras salimos de la Cuarentena necesitamos aprender definitivamente a proteger la Tierra, sus sistemas climáticos, los derechos y espacios ecológicos de diversas especies, y de diversas personas – indígenas, niños, niñas, jóvenes, mujeres, agricultores/as y trabajadores/as. Para la Tierra no hay especies prescindibles, no hay personas desechables. Todos pertenecemos y somos parte de la Tierra.

Para evitar futuras pandemias y hambrunas y un posible escenario de personas prescindibles, debemos ir más allá del sistema económico globalizado, industrializado y competitivo, que está incentivando el cambio climático, empujando a las especies a la extinción y propagando enfermedades que amenazan la vida. La localización deja espacio para que prosperen las diversas especies, las diversas culturas y las diversas economías locales vivas.

Debemos pasar de la economía de la codicia y el crecimiento ilimitado, de la competencia y la violencia, que nos han empujado a una crisis existencial, a una “Economía del Cuidado” – para la Tierra, para las personas y para todas las especies vivas. Debemos reducir nuestra huella ecológica, para dejar una parte justa de espacio ecológico para otras especies, todos los humanos y las generaciones futuras. Debemos dejar de ver los bienes comunes de la naturaleza como “recursos”, abandonar la visión utilitaria, colonial, capitalista y antropocéntrica que nos ha enseñado a nombrar los dones de la naturaleza como “recursos naturales”. Sólo así podremos reducir conscientemente nuestra huella ecológica: actuando responsablemente como los antepasados del futuro.

La emergencia sanitaria y el encierro han demostrado que cuando hay voluntad política, podemos desglobalizar. Hagamos permanente esta desglobalización de la 4 economía, y localicemos la producción de acuerdo con la filosofía de Gandhi del “Swadeshi” (basada en principios de autogobierno y autosuficiencia). Como muestra la pandemia, son las comunidades alimentarias locales las que pueden proporcionar y distribuir alimentos con regularidad, mientras que las cadenas alimentarias globalizadas, en algunas partes del mundo, se derrumbaron e incluso especularon con el aumento de los precios de los alimentos.

Contrariamente a lo que se nos hace creer, no es la globalización la que protege a las personas de las hambrunas, que ella misma produce y agrava, sino la soberanía alimentaria de los pueblos, en la que las personas a nivel comunitario tienen derecho a producir, elegir y consumir alimentos adecuados, sanos y nutritivos, en virtud de acuerdos de precios justos para la producción y el intercambio local. Los futuros sistemas alimentarios tienen que basarse en la soberanía de las semillas y la soberanía alimentaria, en economías locales circulares que devuelvan a la tierra, y con la garantía de precios justos a los productores.

La mente mecanicista que domina nuestras sociedades, crea beneficios corporativos y personales a través de la extracción y la manipulación. Las corporaciones y los multimillonarios que con sus acciones han declarado la guerra a la Tierra y han creado las múltiples crisis del mundo, se preparan ahora para la intensificación de la agricultura industrializada a través de la digitalización y la inteligencia artificial. Están imaginando un futuro de agricultura sin agricultores/as, y un futuro de alimentos falsos producidos en laboratorios. Estos acontecimientos profundizarán la crisis ecológica, destruyendo la biodiversidad y aumentando nuestra separación de la Tierra.

La comida es la red de la vida y hacer la paz con la Tierra comienza con la comida. Volvemos a la Tierra cuando cuidamos el suelo y la biodiversidad. Recordamos que somos humanos porque somos del “humus” – del suelo. Sólo nuestras mentes, corazones y manos trabajando junto con la Tierra, como parte integral de su creatividad, pueden sanar la Tierra, proveyéndonos a nosotros/as y a todas las demás especies de alimentos saludables.

(El artículo continúa en el lado derecho de la página)

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Question for this article:

What is the relation between movements for food sovereignty and the global movement for a culture of peace?

How can we work together to overcome this medical and economic crisis?

(Artículo continúa de la parte izquierda de la página)

Como nos ha enseñado nuestra experiencia junto con otras organizaciones y redes de concientización sobre la Tierra para la Libertad de Semillas y la Libertad de Alimentos, los sistemas alimentarios orgánicos, agroecológicos locales y biodiversos regeneran el 5 suelo, el agua y la biodiversidad y proporcionan alimentos sanos para todos/as y fortalecen el sistema inmunológico humano. La riqueza de la biodiversidad en nuestros bosques, huertas, alimentos y el propio microbioma intestinal conectan el planeta y sus diversas especies, incluidos los seres humanos. Así, la salud se convierte en el hilo conductor, al igual que la enfermedad del Coronavirus, hoy en día, nos muestra tan claramente.

La guerra contra la Tierra es una guerra contra el futuro de la humanidad.

Todas las emergencias que amenazan la vida en nuestros tiempos tienen sus raíces en una visión mecanicista, militarista y patriarcal del mundo, en la que los humanos están separados de la naturaleza, como amos de la Tierra que pueden poseer, manipular y controlar otras especies como objetos para obtener beneficios. También está arraigada en un modelo económico que considera los límites ecológicos y éticos como obstáculos que deben eliminarse en interés del beneficio y el poder corporativo desenfrenado.

Las predicciones científicas indican que si no detenemos esta guerra antropogénica contra la Tierra y su especie, pronto destruiremos las mismas condiciones que permitieron a los humanos evolucionar y sobrevivir. La codicia, la arrogancia y la irresponsabilidad humanas nos llevan a la próxima pandemia y finalmente a la extinción.

La Tierra refleja lo que somos. Nos muestra su interconexión y nos llama a empezar a reconocer sus diversas inteligencias vivientes: en la red alimentaria del suelo, en las plantas y animales, y en nuestros alimentos.

La Tierra ha enviado un diminuto virus invisible para ayudarnos a dar un salto cuántico y crear una nueva civilización planetaria y ecológica basada en la armonía con la naturaleza; hoy en día es un imperativo de supervivencia.

Nuestra resolución

Al firmar este manifiesto, nos comprometemos, como coalición planetaria, a instar y exhortar a las autoridades y representantes de los gobiernos de cada uno de nuestros países, ciudades, pueblos y comunidades, a que pasen del paradigma de ecocidio que hoy rige nuestros modelos de productividad, a un paradigma en el que la responsabilidad 6 ecológica y la justicia económica sean fundamentales para crear un futuro saludable y vibrante para la humanidad.

La verdadera acción contra el cambio climático significa dejar atrás nuestra civilización basada en la extracción de petróleo y avaricia e iniciar una nueva era de interconexión y cuidado de la Tierra. Pedimos el apoyo concertado de las comunidades, territorios y naciones que ponen la ecología en el centro de un paradigma de una nueva y justa economía del cuidado.

En el Día de la Tierra, pidamos disculpas por el daño que le hemos causado con la ilusión de la separación, creando paradigmas y herramientas violentas que han hecho la guerra contra la Tierra. Apreciemos su magnificencia y su belleza que tanto eleva nuestros espíritus y comprometámonos a hacer la paz con la Tierra y todas sus especies co-creando con ella sobre la base de sus leyes de la vida.

La Tierra nos ha dado un claro mensaje a través de la pandemia del Coronavirus. Es nuestro imperativo moral, dedicar este momento en el tiempo para hacer una transición a una civilización ecológica para que sembremos las semillas de un futuro común para la humanidad y todos los seres.

Juntos nos levantamos como Hijos de la Tierra!

Un llamado a la acción – Un planeta, una salud

Es hora de abandonar nuestros sistemas económicos intensivos en recursos y beneficios que han creado estragos en el mundo, alterando los ecosistemas del planeta y socavando los sistemas de salud, justicia y democracia de la sociedad.

La pandemia del Coronavirus y el consiguiente colapso económico mundial, así como el colapso de las vidas y los medios de subsistencia de millones de personas nos llama a tomar medidas urgentes. Preparémonos para una recuperación post Coronavirus en la que la salud y el bienestar de todos los pueblos y del planeta sean el centro de todas las políticas gubernamentales e institucionales, la construcción de comunidades y la acción cívica .

Las acciones para sembrar las semillas de una nueva Democracia de la Tierra incluyen:

> Promover y proteger la riqueza de la biodiversidad en nuestros bosques, nuestras huertas y alimentos para detener la destrucción de la tierra y la sexta extinción masiva.

> Dejar de subvencionar a la agricultura industrial y los sistemas insalubres que crean una carga de enfermedad. Las subvenciones públicas deben reorientarse hacia sistemas basados en la agroecología y la conservación de la biodiversidad, que proporcionan beneficios para la salud y protegen los bienes comunes.

> Poner fin a las subvenciones y a las nuevas inversiones en el sector de los combustibles fósiles, incluidos los insumos agrícolas basados en combustibles fósiles, como una verdadera acción climática.

> Dejar de favorecer la comida basura industrial y los sistemas de alimentos insalubres, ultraprocesados, basados en productos básicos tóxicos y nutricionalmente vacíos . ➢ Poner fin a los monocultivos, a la manipulación genética de plantas y a la cría industrial de animales que están propagando patógenos y resistencia a los antibióticos.

> Detener la deforestación, que se está expandiendo exponencialmente a través de los monocultivos industriales para los intereses corporativos. Los bosques son los pulmones de la Tierra.

> Practicar una agricultura sostenible basada en la integración de la diversidad de cultivos, árboles y animales.

> Salvar, cultivar y reproducir variedades de semillas tradicionales para salvaguardar la biodiversidad. Es necesario que se guarden no como piezas de museo en bancos de germoplasma, sino en bancos de semillas vivos que funcionen como base de un sistema de atención de la salud.

> Crear zonas, comunidades, huertas y sistemas alimentarios libres de venenos.

> Introducir políticas para evaluar los costos de los daños a la salud y al medio ambiente causados por los productos químicos y aplicar el principio de que quien contamina paga.

> La salud debe tener prioridad sobre los intereses de las empresas en lo que respecta al uso de productos químicos y plaguicidas en la alimentación y la agricultura. Debe aplicarse el principio de precaución.

> Transición de la globalización a la localización y hacer permanente la desglobalización. Detener la toma de posesión corporativa de nuestra alimentación y salud.

> Introducir economías circulares locales que aumenten el bienestar y la salud de las personas. ➢ Crear Huertas de Esperanza, Huertas de Salud en todas partes – en terrenos comunitarios, instituciones, escuelas, prisiones, hospitales en las ciudades y el campo.

> Dejar de utilizar el “Crecimiento” y el PIB como medidas de la salud de la economía. El PIB se basa en la extracción de recursos de la naturaleza y la riqueza de la sociedad.

> Adoptar el bienestar de los ciudadanos como medida de la salud de la economía.

Esperamos que se unan a nosotros en esta transformación para la esperanza y el cuidado de la Tierra. Para apoyarlo por favor vaya a este link. Invita a tus redes y amigues a sumarse y apoyar.

* * * * * * *

*La coalición planetaria incluye, entre otros,  Navdanya International,  Naturaleza de Derecho, Health of Mother Earth Foundation, Ifoam, Regeneration International, Third World Network, International Forum on Globalization, Biovision, Sarvodaya Movement, SAM-Sahabat Alam Malaysia and CAP-Consumers Association of Penang, Council of Canadians, Initiative for Health and Equity, Diverse Women for Diversity, Isde-International Society of Doctors for the Environment, Terra de Direitos, Conamuri – Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas, Acción Ecológica. También se unen al llamado líderes de renombre, científicos y ambientalistas que incluyen: Vandana Shiva, Nnimmo Bassey, Fernando Cabaleiro, Jerry Mander, Adolfo Perez Esquivel, Maude Barlow, André Leu, Hans R Herren, Satish Kumar.

Amnistía Internacional: Los derechos humanos pueden ayudar a protegernos de COVID-19

. DERECHOS HUMANOS .

Un artículo de Amnistía Internacional (Reproducido según una licencia 4.0 de Creative Commons, atribución, no comercial, sin obra derivada, internacional).

Las decisiones que adopten los gobiernos sobre cómo responder a la pandemia COVID-19 repercutirán en los derechos humanos de millones de personas.

Amnistía Internacional está siguiendo atentamente las respuestas de los gobiernos a la crisis. Son tiempos extraordinarios, pero es importante recordar que el derecho de los derechos humanos sigue siendo aplicable. De hecho, nos ayudará a superarlo juntos.

A continuación repasamos brevemente cómo los derechos humanos pueden ayudar a protegernos y las obligaciones de los gobiernos en relación con la pandemia.

El derecho a la salud

La mayoría de los Estados han ratificado al menos un tratado de derechos humanos que obliga a garantizar el derecho a la salud. Esto significa, entre otras cosas, que tienen la obligación de adoptar todas las medidas necesarias para la prevención, tratamiento y control de las enfermedades.

En el contexto de la propagación de una epidemia, esto significa garantizar asistencia preventiva así como bienes y servicios a disposición de todas las personas.

En Hong Kong, uno de los primeros lugares afectados por la COVID-19, una ONG local señaló que casi el 70% de las familias con ingresos bajos no podía permitirse el equipo de protección que el gobierno estaba recomendando, que incluía mascarillas y desinfectante. Si los Estados apoyan el uso de tales artículos, deben asegurarse de que todo el mundo puede acceder a ellos.

Acceso a la información

Este es un aspecto fundamental del derecho a la salud, pero ya hemos visto a gobiernos que no lo respetan.

En diciembre de 2019, personal médico de Wuhan (China), donde se informó por primera vez del virus, compartió con colegas sus temores relacionados con pacientes que presentaban síntomas respiratorios. Las autoridades locales silenciaron y amonestaron de inmediato a estos profesionales por “difundir rumores”.

Mientras, en la región de Jammu y Cachemira, las autoridades han ordenado prorrogar la restricción de los servicios de Internet, pese al número creciente de casos. Como consecuencia, acceder a información vital sobre la incidencia y propagación del virus, y cómo protegerse, es sumamente difícil.

Toda persona tiene derecho a ser informada del peligro que la COVID-19 representa para su salud, las medidas para mitigar los riesgos y los esfuerzos en curso para combatirla. No garantizarlo debilita la respuesta de los servicios de salud pública y pone en riesgo la salud de todo el mundo.

Derecho al trabajo y derechos laborales

Las personas con trabajos precarios están sufriendo de manera desproporcionada las consecuencias de la pandemia, que ya empieza a afectar gravemente a la población y la economía. La población trabajadora migrante y quienes trabajan en la economía bajo demanda (“gig”) y en el sector informal tienen más probabilidades de que la COVID-19 y las medidas adoptadas para controlarla afecten negativamente a su derecho al trabajo y sus derechos laborales.

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Pregunta(s) relacionada(s) al artículo

How can we work together to overcome this medical and economic crisis?

Los Estados deben garantizar el acceso a la seguridad social —incluidas prestaciones por enfermedad, bajas parentales y asistencia médica— de todas las personas que no puedan ejercer su trabajo debido al virus. Esto también es fundamental para que la población se ciña a las medidas de salud pública adoptadas por los Estados.

Las personas que trabajan en los servicios de salud están en primera línea frente a esta pandemia, ya que siguen prestando servicios a pesar de los riesgos personales para ellas y sus familias, y los gobiernos deben ofrecerles protección. Entre otras cosas, deben facilitar equipos de protección individual adecuados y de buena calidad así como información, formación y apoyo psicosocial a todo el personal que está respondiendo a la crisis. Personas que desempeñan otros trabajos, como el personal de prisiones, también corren mayor riesgo de exposición y deben ser protegidas.

Impacto desproporcionado en determinados grupos

Cualquiera puede contraer COVID-19, pero hay determinados grupos en los que el riesgo de enfermedad grave y muerte parece mayor. Uno es el de las personas de avanzada edad y aquellas con problemas médicos preexistentes. También es probable que los grupos marginados, como las personas que viven en la pobreza, las personas con discapacidad y las personas detenidas —incluidas migrantes y solicitantes de asilo—, tengan dificultades añadidas para protegerse y para acceder a tratamiento.

Por ejemplo, las personas sin hogar tendrán más dificultades para aislarse, y quienes no tengan acceso a unas condiciones adecuadas de saneamiento correrán mayor riesgo de infectarse con el virus.

A la hora de elaborar estrategias de respuesta a la COVID-19, los Estados deben asegurarse de tener plenamente en cuenta las necesidades y experiencias de grupos específicos.

Estigma y discriminación

Según información publicada en medios de comunicación, las personas procedentes de Wuhan han sufrido discriminación y acoso generalizados en China, como ser expulsadas de hoteles, quedar atrapadas en sus viviendas por barricadas y ver sus datos personales filtrados en Internet.

También ha habido informes generalizados de xenofobia antichina o antiasiática en otros países; el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha llamado reiteradamente “virus chino” al causante de la COVID-19. En Londres, un estudiante de Singapur sufrió una brutal paliza en un ataque agravado por la motivación racista. No hay excusa para el racismo o la discriminación. Los gobiernos del mundo deben adoptar un enfoque de tolerancia cero ante los ataques racistas contra cualquier persona.

El presidente Trump ha aprovechado la pandemia para justificar políticas racistas y discriminatorias y, según informes, planea una prohibición general del paso desde México a las personas solicitantes de asilo.

Prohibir tan drásticamente el asilo sería contrario a las obligaciones jurídicas nacionales e internacionales del Estado y sólo serviría para demonizar a las personas que buscan seguridad. Una prohibición similar impuesta en 2018 ha sido declarada rápidamente ilegal por todos los tribunales que la han examinado.

Más aún, durante una crisis de salud pública, los gobiernos deben actuar  para proteger la salud de todas las personas y para garantizar su acceso a atención y seguridad, y sin sufrir discriminación. Esto incluye a las personas en movimiento, con independencia de su condición de migrantes.

El mundo sólo podrá luchar contra este brote mediante la solidaridad y la cooperación más allá de las fronteras. La COVID-19 debe unirnos, no dividirnos.

El mundo necesita solidaridad. Únete a #ONU75

LIBRE CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN

Una encuesta de las Naciones Unidas

Las Naciones Unidas celebran su 75º aniversario en un momento en el que el mundo atraviesa grandes trastornos, agravados por una crisis sanitaria mundial sin precedentes que acarrea graves repercusiones económicas y sociales. ¿Saldremos más fuertes y mejor preparados para trabajar juntos? ¿O crecerán la desconfianza y el aislamiento? El año 2020 debe ser un año de diálogo, en el que, como familia humana, nos reunamos para hablar sobre nuestras prioridades y sobre la forma de construir un futuro mejor para todos.

POR QUÉ AHORA

La enfermedad por coronavirus (COVID-19) nos recuerda con crudeza la necesidad de cooperar más allá de las fronteras, los sectores y las generaciones. Nuestra respuesta determinará la rapidez con que se recupere el mundo, el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la forma en que manejemos los desafíos apremiantes: desde la crisis climática hasta las pandemias, pasando por las desigualdades, las nuevas formas de violencia y los cambios rápidos en la tecnología y en nuestras poblaciones.

Sin embargo, el apoyo a la cooperación mundial flaquea justo cuando necesitamos más que nunca una acción colectiva. En muchos países, la confianza pública en las instituciones tradicionales se debilita y las relaciones entre los países están bajo presión. ¿Servirá esta pandemia para unir al mundo? ¿O llevará a una mayor desconfianza? El diálogo, y la acción, a nivel mundial son ahora más urgentes que nunca.

QUÉ SE PRETENDE CONSEGUIR CON LA CAMPAÑA ONU75

En enero de 2020, lanzamos nuestra iniciativa de diálogo mundial, y en todo el mundo se han celebrado debates en todos los ámbitos, desde las aulas hasta las salas de juntas. A fin de llegar al mayor número posible de personas, hemos forjado alianzas con organizaciones juveniles, la sociedad civil, las empresas y los medios de comunicación, y hemos creado una breve encuesta de un minuto que se contesta fácilmente.

Siempre hemos insistido en la participación en línea, a través de diálogos virtuales y medios sociales, y ahora insistimos aún más ante la situación que plantea la COVID-19. También estamos trabajando con nuestros asociados para llevar al ciberespacio los eventos previstos, y encontrar formas innovadoras de involucrar al público, siguiendo las directrices de la OMS y las normas sanitarias locales.

NUESTRO OBJETIVO FINAL

Las opiniones e ideas generadas se presentarán a los líderes mundiales y a los altos funcionarios de la ONU en un evento de alto nivel que se celebrará en septiembre de 2020, y se difundirán en línea y a través de los asociados de manera continua. El objetivo es estimular las deliberaciones –y la acción– a más largo plazo sobre formas de revitalizar la cooperación mundial y de resolver los principales problemas a los que se enfrenta el mundo.

(Continúa en la columna de la derecha)

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Question related to this article:</strong

What is the United Nations doing for a culture of peace?

(Continúa de la columna a la izquierda)

OPINA. COSTRUYE TU FUTURO: RESPONDER A LA ENCUESTA

Con esta encuesta nos ayudarás a mejorar la respuesta internacional a estos cambios y estaremos en una situación privilegiada para cumplir nuestras aspiraciones de un futuro global más brillante en 2045, año del centenario de las Naciones Unidas.

En general, ¿crees que en 2045 las personas vivirán mejor, peor o igual que tú hoy?

Mejor
Igual
Peor

Imagina el mundo dentro de 25 años. ¿Qué tres cosas te gustaría más que pasaran?

Mayor igualdad entre los países
Menos conflictos
Mayor igualdad dentro de los países
Mejor gestión de la migración internacional
Más oportunidades de empleo
Mayor igualdad entre mujeres y hombres
Mejor acceso a la atención sanitaria
Mayor protección del medio ambiente
Mayor respeto por los derechos humanos
Mejor acceso a la educación
Un consumo y una producción más sostenibles

¿Cuál de estas tendencias globales crees que afectará más a nuestro futuro? (Seleccionar un máximo de TRES)

Los riesgos relacionados con las nuevas tecnologías (protección de datos, repercusiones en el empleo, etc.)

Los riesgos relacionados con el terrorismo

La migración y el desplazamiento forzados (personas que huyen de conflictos o desastres, etc.)

El cambio climático y los problemas ambientales (contaminación, deforestación, etc.)

La delincuencia organizada (trata de personas, etc.)

Los conflictos armados y la violencia por motivos políticos

La guerra cibernética y las nuevas formas de armas (armas de inteligencia artificial, etc.)

Los cambios rápidos en nuestra población (mayor número de personas que viven en las ciudades, envejecimiento de la población, etc.)

Las armas nucleares y otras armas de destrucción masiva

La ruptura de relaciones entre países

Los riesgos relacionados con la salud (pandemias, mayor resistencia a los antibióticos, etc.)

¿Qué importancia tiene que los países cooperen para afrontar las tendencias mencionadas?

Absoluta
Mucha
Bastante
No mucha
Ninguna

¿Qué aconsejarías al Secretario General de las Naciones Unidas que hiciera para afrontar estas tendencias mundiales?
(140 caracteres) – OPCIONAL

Declaración del OIP: Llamamiento al G20 a invertir en sanidad en lugar de en militarización

DESARME Y SEGURIDAD .

Un comunicado de prensa de Oficina Internacional por la Paz

El OIP, la ONG por la paz más antigua del mundo y ganadora del Premio Nobel, hace un llamamiento a los líderes mundiales del G20, que se reunirán por medios virtuales la semana que viene, para que envíen un mensaje de paz y solidaridad al mundo al abordar la emergencia sanitaria mundial.

Es el momento de abrir una nueva página en las relaciones mundiales que deje de lado las tensiones geopolíticas. Un nuevo contexto que ponga fin a las guerras por poder e influencia y que logre un alto el fuego en los conflictos en todo el mundo, que impiden alcanzar un esfuerzo solidario global.

Debemos levantar la sombra de la guerra y la política militar que ha arruinado la cooperación mundial en los últimos años y trabajar para asegurar que prevalezca un espíritu de paz y solidaridad.

El OIP ha estado por mucho tiempo poniendo la atención del mundo sobre la creciente velocidad de la carrera armamentista mundial.

Nuestras comunidades están pagando un alto precio por una carrera armamentista que ha desviado recursos de las necesidades básicas de la salud y el bienestar de la gente.

Todos pagamos un alto precio por un liderazgo fallido y unas prácticas equivocadas orientadas por los mercados, las cuales han debilitado nuestros medios para hacer frente a esta emergencia que ha golpeado duramente a las personas más débiles.

Estrés en la atención sanitaria

Ahora estamos viendo las consecuencias de la falta de inversión en infraestructura sanitaria, hospitales y personal.

Los hospitales están sobrecargados, las/os enfermeras/os agotadas/os, quedan pocos materiales médicos y se están tomando decisiones de vida o muerte sobre quién puede o no tener acceso al escaso número de respiradores disponibles. Médicas/os y enfermeras/os se ven perjudicadas/os por la irresponsabilidad de las decisiones políticas y económicas del pasado.

Los sistemas de salud están llegando al límite de su capacidad y el heroico personal de primera línea está sometido a una enorme presión.

La emergencia del coronavirus muestra lo debilitadas que se encuentran nuestras sociedades para proteger a la población: un mundo impulsado por la financiarización, el valor de las acciones y la austeridad ha agotado nuestra capacidad para defender el bien común y ha puesto en peligro la vida humana a escala mundial..

Trabajadoras/es con miedo a perder sus empleos y sus ingresos se sienten tentados a ir a trabajar enfermos. Las personas mayores son vulnerables y necesitan ayuda. El virus golpea más fuerte a los más débiles.

La privatización, las medidas de austeridad, y el sistema neoliberal han llevado a los servicios de salud locales, regionales y nacionales al borde del colapso.

En las dos últimas décadas, el número de médicos que trabajan en el sistema de salud se ha reducido en un tercio en los países de Europa occidental.

En Italia, el presupuesto sanitario ha sido recortado en 37.000 millones de euros en los últimos años.

La OMS advierte de que nos enfrentamos a una escasez de 18 millones de trabajadores de salud para el año 2030.

Los municipios necesitan apoyo urgentemente para aumentar el personal disponible. Y ahora se está notando el efecto de estas políticas, especialmente allá donde se han cerrado hospitales a una escala masiva en los últimos años(o han sido privatizados en beneficio de los más ricos), y en algunas regiones, especialmente las rurales, esto ha restringido la atención básica.

Esto nos permite aprender lecciones para el futuro:

* La salud es un derecho humano para jóvenes y ancianos, para todas las personas en todas partes del mundo.

La atención sanitaria y de enfermería nunca debe ser recortada o subordinada en la búsqueda de beneficios a través de la privatización.

* La importancia de un trabajo digno para todo el personal sanitario y de una inversión continua en su educación y formación.

(Artigo continuou na coluna à direita)

(Clique aqui para a versão inglês o aqui para a versão francês.)

Question for discussion

How can we work together to overcome this new medical and economic crisis?

(Artigo continuação da coluna esquerda)

Es momento para un Contrato Social Global

Con cada hora que pasa, la magnitud de la crisis se hace más clara.
Esta semana la OIT informó sobre las consecuencias en el mercado laboral:

* Una pérdida potencial de 25 millones de puestos de trabajo, que es más de los que se perdieron durante la crisis financiera de 2008.

Se espera que la pobreza de los trabajadores aumente de manera significativa, donde hasta 35 millones de nuevas personas podrían verse afectadas.

* Las pérdidas de ingresos de los trabajadores podrían alcanzar 3,4 billones de dólares.

Apoyamos los esfuerzos del movimiento sindical a nivel mundial, regional y nacional, en su llamado a un nuevo contrato social.

Apoyamos igualmente el llamamiento a favor de medidas económicas y recursos para proteger los puestos de trabajo, los ingresos, los servicios públicos y el bienestar de las personas.

Esto requiere un compromiso de la comunidad empresarial para mantener a la gente en sus puestos de trabajo, y que el apoyo que se les promete desde sus gobiernos esté condicionado a que se adhieran al contrato social por la seguridad del empleo y los ingresos.

G20: Prioridad al desarme

El mundo dedica 1,8 billones de dólares a gastos militares cada año y está previsto que gaste 1 billón de dólares en nuevas armas nucleares en los próximos 20 años.

Los ejercicios militares a escala mundial cuestan más de 1.000 millones de dólares cada año, y la producción y exportación de armas está aumentando en las principales economías del mundo.

El G20 no puede barrer estos hechos bajo la alfombra. El gasto militar es un 50% más alto hoy que al final de la Guerra Fría. Se sitúa en la asombrosa cifra de 1,8 billones de dólares al año, mientras que la OTAN exige más aumentos a sus miembros.

El G20 es responsable por el 82% del gasto militar mundial, representa casi todas las exportaciones de armas, y tiene en su territorio colectivo el 98% de las bombas nucleares del mundo. El G-20 es una plataforma compartida que reúne los intereses de los principales actores de la carrera de armamentos mundial.

Además, se gastan miles de millones en investigación militar, dinero que se invertiría mejor en salud, necesidades humanas e investigación para ayudar en la lucha contra el cambio climático mundial.

La militarización es el camino equivocado para el mundo; alimenta las tensiones y aumenta el potencial de guerra y conflicto además de agravar tensiones nucleares ya muy elevadas.

Aun así, la arquitectura política que se estableció para controlar la expansión nuclear y el desarme se ignora o incluso se debilita.

El Reloj del Día del Juicio Final del Boletín de los Científicos Atómicos, publicado en febrero 2020, está a 100 segundos de la medianoche – lo más cercano al conflicto nuclear en sus 70 años de historia – y esta pandemia mundial ha empujado aún más el segundero.

Los líderes mundiales deben poner el desarme y la paz de nuevo en el centro de la formulación de políticas.

Los líderes mundiales tienen que desarrollar una nueva agenda para el desarme y eso incluye la prohibición de las armas nucleares.

Volvemos a hacer un llamamiento a los gobiernos para que firmen la TPNW (Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares).
Sin él, perjudicamos nuestra lucha contra futuras pandemias de salud, contra la pobreza, el hambre, por proporcionar educación y atención sanitaria para todos, así como la realización de los objetivos de desarrollo sostenible –SDG- 2030.

El desarme es una de las claves para la gran transformación de nuestras economías, para asegurar que se valore más a los seres humanos que al lucro; economías en las que se puedan resolver los desafíos ecológicos -sobre todo la crisis del cambio climático- y que persigan la justicia social global.

Con el desarme la aplicación de los SDG, un contrato social mundial y un nuevo acuerdo mundial de paz verde, podemos hacer frente a los desafíos de la pandemia del coronavirus.

Sabemos por la historia de nuestra propia organización y de muchas de nuestras organizaciones miembros que en tales crisis, la democracia debe ser defendida por encima de todo, y debe ser defendida contra los estados cada vez más autoritarios.

Pedimos una cultura de paz. Un camino pacífico significa que necesitamos una estrategia global, un contrato social global y una cooperación global para asegurar el apoyo de la gente en todo el planeta. Esto será la solidaridad humana del siglo XXI, para y con la gente.

El OIP está dispuesto y es capaz de trabajar en el establecimiento de este camino pacífico – en colaboración con socios y socias de todo el mundo.

Por eso decimos que una iniciativa del G20 para pasar de una cultura de la militarización a una cultura de paz es tan urgente como necesaria.

Federico Mayor rinde homenaje a Javier Pérez de Cuéllar

LIBRE CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN

Un blog de Federico Mayor

Ha muerto a los 100 años Javier Pérez de Cuéllar, ex Secretario General de las Naciones Unidas (1982-1991), artífice, entre otras muchas realizaciones importantes, de los procesos de paz de Mozambique, con la Comunidad de San Egidio,  el de El Salvador y  reiniciar el de Guatemala. En los dos últimos participé activamente, siguiendo sus directrices como Director General de la UNESCO (1987-1999). Su serenidad y mesura iban siempre acompañadas de una gran firmeza y acción decidida, con una gran capacidad logística. Era muy exigente en el ejercicio del multilateralismo democrático. Creía en el valor y la fuerza de la palabra, del encuentro, de la mano tendida.


Javier Pérez de Cuéllar
Trabajar con él fue una experiencia muy aleccionadora. Su clara visión, su convencimiento de que la solución radica en el encuentro, en el diálogo, en la mediación y conciliación constituyen un luminoso legado que podría esclarecer muchos desafíos, algunos potencialmente irreversibles, que la humanidad tiene planteados actualmente.

Estamos en “…tiempos de dudas y renuncias en los que los ruidos ahogan las palabras”, como tan bellamente escribió Miquel Martí i Pol en 1981 (en L’ámbit de tots el ámbits). Empeñados por igual en la libertad de expresión y la no violencia, cuando se acallan las voces de las Naciones Unidas y de sus Instituciones, cuando – como entre Calvino y Castellio- hay que defender el principio de la palabra frente a la espada. El silencio de “la voz del mundo” va en contra de los intereses generales porque propicia la frustración, la exclusión, la radicalización.

Incansable viandante de conciliación y de concordia, su vida siguió el hilo conductor de sus principios. De su paso por la Organización es importante destacar el haberla hecho eficaz, lo cual no es fácil dada su complejidad y el momento histórico en el que desempeñó su cargo con especial entrega y visión de futuro.  A pesar de los logros alcanzados, “la mayoría de la humanidad vive todavía en condiciones de pobreza… y excesos humanos amenazan el medio ambiente del que todos dependemos… Habrá conflictos en el mundo hasta que las aspiraciones humanas puedan satisfacerse en mayor medida…”, escribe en la introducción de su libro “Peregrinaje por la paz”, publicado en Nueva York en 1997.

Sus reflexiones sobre el Consejo Económico y Social (ECOSOC) y el Consejo de Seguridad, las relaciones con los Estados Unidos y el papel de las ONGs y la sociedad civil podrían ayudar hoy a reconducir la gobernanza mundial, puesta irresponsablemente en las manos de grupos plutocráticos, cuando se producen mortíferas invasiones basadas en la mentira, se margina al Sistema de las Naciones Unidas y proliferan los brotes de xenofobia, supremacismo y racismo, se incumple la acogida de los refugiados y se reduce a mínimos vergonzosos la cooperación para el desarrollo.

En la reunión del ECOSOC del 7 de julio de 1988 en Ginebra sobre la política económica y social a escala internacional, tuve ocasión de apreciar directamente la insólita habilidad del Secretario General. Participé en el debate en el que intervinieron los Estados Unidos, el Administrador del PNUD, Grecia en representación de la Comunidad Económica Europea, el Reino Unido, Alemania, Túnez (en nombre del Grupo de los 77), Canadá, el Director Ejecutivo de UNICEF, China, Unión Soviética…

(Continúa en la columna de la derecha)

(Haga clic aquí para obtener una traducción al inglés.

 

Question related to this article:

Where in the world can we find good leadership today?

(Continúa de la columna a la izquierda)

Antes de asumir la Secretaría General de las Naciones Unidas había logrado ya grandes éxitos, como el que alcanzó en 1974 cuando, como Comisionado de la ONU, fue capaz de alcanzar en Chipre un acuerdo entre los líderes griegos y turcos.

Javier Pérez de Cuéllar, se ha ido pero se queda, como en el verso de Miguel Hernández, que también se hizo invisible en un día aciago, pero sigue siempre entre nosotros: “Me voy, me voy, me voy, pero me quedo…”.

En octubre de 1987 recibió el Premio Príncipe de Asturias “por promover la cooperación iberoamericana”. En febrero de 1989, el Premio Nehru “de entendimiento internacional”.

El 19 de enero del año 2000 participé en Lima, con el “Discurso de Orden”, en el homenaje que le rindieron al cumplir los ochenta años las universidades limeña y salmantina. En estos últimos veinte años, hemos estado permanentemente en contacto y ha dado su apoyo a múltiples iniciativas en favor del multilateralismo.

Termino con un verso que le dediqué  en 1989:

“Tenemos que construir todo
en un lugar que se  halla
en medio de la nada,
junto al abismo.
Más allá, al borde
de las tierras prósperas,
las ciénagas ignotas.
(No, ignotas no,
las ignoradas ciénagas
donde nuestro pasado
se hunde
progresiva,
cotidianamente
ante  los ojos
indiferentes
y distantes
de los desvalidos
que no pueden,
que no saben,
de los acomodados
que no oyen,
que no quieren…).

Para conservar la memoria,
las huellas del hombre,
sus caminos,
para esclarecer
sus pasos de mañana
tenemos, hijos míos,
       amigos míos,
       desconocidos míos,
que construir todo
junto al abismo,
en el lugar
áspero y único
de nuestro futuro,
única riqueza
compartible”.

Las personas con tan extenso recorrido e inusitada actitud dejan huella imperecedera. Un día, se ausentan y devienen invisibles pero permanece lo que más importa: ciudadanos del mundo, siguen iluminando los caminos del mañana e impulsando nuevos rumbos en las generaciones venideras.

Las Brigadas Internacionales, premio Gernika por la Paz

EDUCACIÓN PARA LA PAZ

Un artículo por Iratxe Astui en El Correo

Las Brigadas Internacionales de Paz (PBI) recibirán este año el Premio Gernika por la Paz y la Reconciliación, que se concede dentro del programa conmemorativo de los actos del bombardeo de la villa por parte de la Legión Cóndor alemana. La decisión de reconocer el trabajo realizado por esta organización no gubernamental salió adelante con la mayoría de los votos de los miembros de la mesa del jurado.


Miembros de las PBI durante una de sus actuaciones. / E. C.

Este tribunal está compuesto por representantes de los partidos que componen el Ayuntamiento -Eusko Abertzaleak, PNV y EH Bildu-, además del alcalde de Pforzheim, ciudad alemana hermanada con la villa foral, la fundación Gernika Gogoratuz, la Casa de Cultura y el Museo de la Paz de la localidad. La distinción responde «a la destacada labor que llevan a cabo los voluntarios de la organización y su compromiso con la defensa de los Derechos Humanos», justificaron los promotores del galardón.

( Clickear aquí para una traducción inglês.)

Question for this article:

Can peace be guaranteed through nonviolent means?

Where in the world can we find good leadership today?

Las Brigadas Internacionales de Paz, grupo no confesional e independiente, envía observadores internacionales para ser testigos presenciales en regiones que atraviesan situaciones de crisis y conflicto. «Estos grupos protegen con su presencia a apersonas amenazadas de muerte o secuestro por medio de violencia política», explicaron. Las fuerzas de paz de PBI ha actuado en Guatemala (1983-1999), El Salvador (1987-1992) y Sri Lanka (1989-1998), así como en Norteamérica (1991-1999), Tomor Oriental (1999-2002) y Haití (1995-2000).

Asimismo, también desarrollaron su labor en el Norte de Nicaragua, África Central (2004-2005) y en la Audiencia Mundial del Uranio (World Uranium Hearing) de 1992 en Salzburgo. La organización se caracteriza también porque sus voluntarios «trabajan en equipo». «Viven, conciben estrategias, redactan informes y viajan juntos», subrayaron.

El jurado de los Premios por la Paz y la Reconciliación que se otorgarán el próximo 26 de abril, también ha destacado este año, dentro del apartado que distingue la labor anónima de las personas trabajadoras por la paz de base, al proyecto internacional ‘Kids Guernica”. Esta iniciativa artística fue creada por tres japoneses -Toshifumi Abe, Tdashi Yasuda y Kaoru Mizuguchi- y el norteamericano, Tom Anderson, en 1995 con motivo de realizar un lienzo que conmemorara el 50 aniversario del bombardeo de Hiroshima.

El proyecto mural, en referencia al Guernica de Picasso, «ha recorrido diferentes países de los cinco continentes con el objetivo de impulsar la cultura de paz entre los niños y niñas de todo el mundo», explicaron. La villa foral cuenta con un buen número de trabajos realizados en diferentes puntos del planeta.