El gobierno de Colombia y el movimiento guerrilla de las FARC acordaron un plan de cese del fuego y desmovilización. El alto el fuego de armas bilaterales y entrega de las armas comenzarán con la firma del acuerdo final de paz (esperado en julio) y este último será desarrollado a largo plazo de 180 días. Un grupo de monitoreo con representantes de la ONU será creado por las FARC y el gobierno colombiano para garantizar la entrega de armas de fuego. También se ha anunciado la creación de áreas y campamentos para los guerrilleros desmovilizados y el compromiso de las autoridades en luchar contra los grupos paramilitares, por medio de una unidad especial de la policía colombiana.
Como dijo el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, “Hoy en día, el proceso de paz en Colombia valida la perseverancia de todos aquellos en el mundo que están trabajando para poner fin a los conflictos violentos no por la destrucción de su oponente, sino por la búsqueda paciente de compromiso.”
Los analistas dijeron que “lo que queda ahora son los detalles. Algunos de ellos serán difíciles, y puede requerir semanas o incluso meses para resolver. Pero las partes más difíciles del proceso de paz están ahora en el pasado.”
Los primeros observadores de la ONU ya llegaron para ayudar con el proceso de desmovilización.
El pueblo colombianos ya está celebrando, pero todavía tienen un miedo, tal como se describe por Amada Benavides, Fundación Escuelas de Paz: “Hoy a las 12:39, cuando el presidente Santos y el líder de las FARC firmaron el acuerdo, cada uno de nosotros nuestros socios y sólo pude llorar. Después de 60 años de guerra, que en realidad no creer lo que pasó en ese momento. Esa noche, tuvimos un taller sobre las mujeres, la diversidad y la paz, y la sensación se volvió entre la esperanza, el miedo y la ansiedad por las posibilidades del acuerdo. Tememos por muchas personas que aún no están convencidos de los beneficios de la paz y … la ansiedad por todo el trabajo que tenemos en el momento de la consolidación de la paz. Hoy necesitamos más apoyo que nunca”.
El mes pasado, el gobierno y las FARC han firmado un acuerdo para garantizar que sus acuerdos de paz serán vinculantes para los futuros gobiernos de Colombia. Esto es importante porque ya hay un movimiento de oposición en Colombia dirigido por un ex presidente que dice que va a tratar de revertir los acuerdos.
Como hemos dicho muchas veces, la paz es demasiado importante para dejarla sólo en manos del gobierno nacional. Lo que es importante es que está tomada por personas en todos los niveles en Colombia.
Un papel fundamental es siendo desempeñado por los maestros y el movimiento por la educación para la paz, como se ha dicho en una reciente reunión en Bogotá: …. “Los participantes, profesores, académicos y formadores compartieron sus experiencias y reflexiones diarias. Juntos, reafirmó que no habrá paz a menos que haya educación para la paz para transformar la cultura, lo que requiere una renovación de la pedagogía.”
Artistas y actores culturales también tienen un papel importante que desempeñar, según lo descrito por el director de un teatro en Medellín: “Hay que desarmar a nuestras palabras, porque aún están cargados de violencia. Esto tendrá una gran cantidad de la educación y aquí la cultura puede ayudar mucho. Tenemos que curar, a buscar la verdad, que tener algún tipo de reparación”.
Las mujeres colombianas, bajo la bandera de “un millón de mujeres por la paz“, exigen un mayor papel en el proceso de paz, diciendo que “La paz en Colombia es imposible sin nosotros.” Su movimiento recién formado tiene como objetivo crear el apoyo popular al proceso de paz. El movimiento reúne a agricultores, artistas, periodistas, jóvenes y representantes políticos de las comunidades indígenas y afrocolombianas.
Es particularmente importante establecer la paz a nivel del gobierno local. Por ejemplo, la ciudad de Cali, Colombia, ha desarrollado un “Plan de Paz y Convivencia Pacífica”. Se trata de “una guía escrita por la Asesoría de Paz, la cual se está socializando y retroalimentando con diferentes actores sociales como la Alta Consejería para la Paz y los Derechos Humanos de la Gobernación del Valle, la Arquidiócesis, las universidades y al interior de la Alcaldía de Cali, con dependencias como la Asesoría de Posconflicto.”
Como dijo Raul Castro, que medió los acuerdos, “El logro de la paz en Colombia representa una esperanza para millones de personas en el planeta cuya el preocupación principal es la supervivencia humana en un mundo sacudido por la violencia y las guerras. La paz no es una utopía. Es un derecho legítimo de cada ser humano y de todos los pueblos. Es una condición fundamental para el disfrute de todos los derechos humanos, en particular el derecho supremo a la vida”.
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