Recientemente vimos el impactante resultado de dos elecciones: La derrota en el referéndum sobre los acuerdos de paz en Colombia y la elección de Donald Trump en los Estados Unidos después de una campaña racista y xenófoba. ¿Qué significa eso?
Esto significa que los votantes en ambos países se sienten alienados – que simplemente no confían en sus líderes – y están enojados.
Entonces, ¿qué va a pasar ahora? ¿Estamos moviendo hacia una guerra o el fascismo, o nos escucharemos a personas? ¿Seremos capaces de escuchar sus miedos y su cólera y de organizarlos en el sentido expresado por Martin Luther King? “La tarea suprema es organizar y unir a la gente para que su ira se convierta en una fuerza transformadora“.
CPNN, este mes, muestra que la lucha por la defensa de la paz y los derechos humanos está en curso en ambos países. Comienza en el nivel local, como debe ser para que sea sostenible. Y, está dirigido por los jóvenes que tienen toda la energía para tener éxito.
Las mujeres ya han organizado una marcha masiva que tendrá lugar en Washington el día después de la inauguración de Trump: “Vamos a enviar un mensaje audaz para la nueva administración en el primer día de su mandato para decir que los derechos de las mujeres son derechos humanos. Estamos unidos, diciendo que defender a los más marginados de nosotros es la defensa de cada uno de nosotros.”
Miles de estudiantes han organizado demostraciones en los campus universitarios de los Estados Unidos, lo que indica su compromiso de mantener “santuarios del campus” para proteger a los estudiantes migrantes. Mientras tanto, los alcaldes de las ciudades más grandes de Estados Unidos (Boston, Chicago, Los Angeles y Nueva York) se han comprometido a mantener su política de negarse a trabajar con las deportaciones federales. A esto se suman estados enteros que son parte del movimiento del santuario, como California y New York
Si hablamos en la calle con la gente, encontramos un nuevo sentido de urgencia y compromiso. “Tenemos mucho trabajo por hacer, ahora que Trump fue elegido… Ahora más que nunca, debemos trabajar juntos por la paz.”
La gente, especialmente la juventud, se entrena en métodos de la no-violencia, realizando que serán puestos a la prueba en los tiempos que vienen. Por ejemplo, en Tucson, Arizona, los estudiantes participan en el programa Kingian No Violencia, que tiene como objetivo Institucionalizar la no violencia.
En Colombia, los jóvenes están entrenando cómo “generar capacidades y poder formar ‘Líderes animadores‘ en el territorio que logren transferir la experiencia para impulsar una cultura política del perdón y reconciliación.” Existe también el desarrollo de “Consejos Municipales de Paz, los Consejos Municipales de Justicia Transicional y las instancias que deban fortalecerse para conformar la red de estrategia de construcción de paz a nivel municipal.” Los artículos de CPNN sobre estas iniciativas provienen de los departamentos de Magdalena Centro, Cesar, Valle del Cauca y Antioquia, algunos de los departamentos más poblados de Colombia.
Organizaciones tradicionales de la paz y la justicia, como Search for Common Ground, Pace e Bene, Nonviolent Peaceforce y American Civil Liberties Union, están profundamente involucrados. Pero la energía proviene de los jóvenes con una fuerza que no hemos visto desde los años 60, que fueros revolucionarios. Es la juventud que va a determinar la dirección y la potencia del movimiento.
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