México: Cristina Ávila-Zesatti y el periodismo de paz

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Un artículo de Erik Flores para NTR Zacatecas

Considerada a sí misma como un alma errante, porque tiene más mudanzas de ciudades que años, Cristina Ávila-Zesatti aún conserva sus dos grandes sueños de hace 20 años: el de ejercer un periodismo que despierte conciencias y ser agradecida con las personas que han estado y permanecen en su camino.

En entrevista con NTR Medios de Comunicación, la escritora comentó que está en una pausa emocional de distanciamiento del periodismo convencional, “del que se lee todos los días”, para dedicarse al periodismo de paz, enfocado no a contar buenas noticias, sino que se acerca a la realidad con otra perspectiva y otra motivación ética, pues más que hacer énfasis en los conflictos, resalta las soluciones.


“Cuento los conflictos, incluso la guerra abierta, conflictos económicos, políticos, ecológicos, de toda índole, desde la perspectiva de ofrecer una solución, aunque se haga una descripción del problema, este tipo de periodismo logra un cambio social completamente diferente a lo que es el periodismo convencional”, asentó.

El 4 de noviembre, la Women’s Peacepower Foundation le otorgará a Cristina Ávila Zesatti el galardón Woman Peace Award 2017, en su sede, en Tampa, Florida, Estados Unidos, por el trabajo realizado en el campo del pacifismo, específicamente en el periodismo de paz.

Trabajó para “los grandes monstruos”, y se dio cuenta de la diferencia de contar sólo los problemas y también perspectivas de salida pacíficas, no violentas; “me di cuenta de todo un universo social ignorado por el periodismo, incluso desdeñado, mal tratado y una forma mala de abordar contenidos, y en este universo descubrí la paz que puede haber en el mundo”.

Por ello, Ávila-Zesatti escribió su primer libro: México en el laberinto de la contradicción. Cómo pacificar a un país que oficialmente no está en guerra, con el que intenta explicar el fenómeno de la violencia desde la perspectiva de los estudios para la paz.

Ahora prepara en Zacatecas la presentación de La paz que sí existe (y que el periodismo ignora), en el que se narran 20 historias internacionales de paz; durante tres años el libro fue rechazado por ocho editoriales, y en su segunda edición, Texere ya lo distribuye en todo México.

Cultura de la violencia

Sobre cómo concibe la violencia en Zacatecas, Cristina Ávila-Zesatti externó que “lo que estamos viendo es la pus de una herida muy profunda y que no deriva desde 2006, con la guerra contra el narco, cuando se declaró una guerra civil muy irresponsable, y ahora lo que nos tiene asustado es la violencia física, la muerte”.

Sin embargo, subrayó que México tiene muchos años inmerso en una cultura violenta, “y ahora se está volviendo contra nosotros, por eso me entristece tanto la cobertura que hacen los medios de comunicación sobre este fenómeno, que nos lastima a todos, pero como gremio no ayuda a sanar, no ayuda al país a que sane, no ayuda a que el país se entienda a sí mismo de otra manera”.

Indagó que, si se terminara el narco, porque se legaliza u otra causa, “¿la gente se dejaría de matar?, ¿dejaría de haber muertes por la droga? No creo, la herida de México es mucho más profunda. Es hora de que empecemos a enfrentarla de otra manera, porque dividir al país en sicarios, en policías, en militares y gente de a pie no nos va a llevar a sanar. Nos estamos matando entre hermanos, realmente esto es una guerra civil, no me parece que compartimentar la violencia sea la solución”.

“No es que sean más importantes los homicidios que los feminicidios, lo preocupante es la gran capacidad como pueblo para la crueldad. Somos un pueblo cruel. Y se puede ver en simples comentarios sobre Enrique Peña Nieto, pues la gente se entristece porque no se cayó el avión en el que viajaba”, añadió.

Ávila-Zesatti explicó que “esto habla de que subyace en nosotros, culturalmente, una violencia aprendida que hemos normalizado. Se puede ver cuando hay una noticia sobre un motín en la cárcel, los comentarios son: ‘entre menos lacras, mejor’. Si el periodismo no causa esto, el periodismo crea un círculo vicioso que va en espiral descendente del que será más difícil salir”.

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Journalism in Latin America: Is it turning towards a culture of peace?

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Por ello se dedicó al periodismo de paz, “que no es un periodismo ipso facto, de reacción, no es de titulares pegadores; creo que en las manos de los periodistas está la enorme y grandísima responsabilidad de hacer que la gente de a pie entienda el mundo que le rodea”.

Sin embargo, repuso Cristina Ávila-Zesatti, “si los periodistas no entendemos siquiera lo que pasa a nuestro alrededor, si no rascamos, no investigamos, si no juntamos piezas que nos permitan tener esa responsabilidad moral, de tratar de explicar el mundo a otros, somos parte del problema”.

Para la zacatecana, “el mundo necesita un periodismo más pausado, porque el mundo va muy deprisa. Necesitamos explicar qué es lo que está ocurriendo, pero los periodistas mismos no lo están entendiendo ni se dan la oportunidad de entenderlo”.

Sobre cómo hacer periodismo de paz en Zacatecas, Cristina Ávila-Zesatti subrayó: “se debe tener la intención. En Zacatecas y en México, en general, me he encontrado con mucha soberbia, de que los periodistas saben qué se tiene que hacer, se escuchan pláticas de periodistas pendejeando a todo el mundo…”.

Y añadió: “en Zacatecas no he encontrado la curiosidad de que el gremio se siga formando; hay un gremio muy poco formado, muy politizado, con muchos intereses, que se alejan completamente de la ética periodística. Entonces, lo primero es querer hacer algo por la sociedad, aceptar que la vocación y profesión de periodista es que nunca dejes de formarte, porque estás cubriendo una realidad que constantemente está cambiando”.

“Los periodistas siempre debemos estar en formación, porque nosotros formamos mentes. He ofrecido cursos de periodismo de paz, pero nadie me los ha aceptado. Y es paradójico que en otros países me reconocen lo que hago por el periodismo de paz y que en Zacatecas no haya podido hacer nada con él”, lamentó.

“Quiero mucho a mi tierra, pero precisamente porque la quiero, no puedo dejar de ver su gran reticencia a moverse del lugar seguro donde siempre se encuentra; sin embargo, siempre pido a los periodistas jóvenes, sobre todo, que no dejen de soñar, que no entreguen sus sueños de cambiar el mundo; todos los periodistas decidimos hacer periodismo porque queremos que las cosas cambien y mejoren”, remató.

Cristina Ávila-Zesatti ha rechazado proyectos de dinero porque, según sus palabras, “lo que quieren es que cuente lo que sucede en mi país violento, pero yo no quiero contar solamente esa parte de mi país. Mi país es violento y está violentándose todos los días, pero hay otra parte que necesitamos escuchar, contar y rescatar, y ésa casi nadie la quiere oír”.

Explicó que hay un periodismo que, con su lectura, incita a la frustración, al miedo y, por ende, a una guerra interna, que terminará transformándose en una guerra externa, ya sea personal, familiar o social, y otro periodismo que puede colaborar a que se pacifique y que enfrente el mundo de una manera no violenta.

“Creo en el poder de la palabra. En mis inicios en el periodismo soñaba con ser corresponsal de guerra y, al final, me convertí en corresponsal de paz. Cuento la parte más oscura del mundo desde su lado más luminoso, y esa parte la tenemos todos, tanto a nivel personal como social, y sigo creyendo que la palabra tiene un poder inmensamente sanador o inmensamente destructor”, subrayó.

Incansable activista

Cristina Ávila-Zesatti es rescatista de animales, licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad del Valle de Atemajac, máster en Guiones Documentales por la Universidad Complutense de Madrid y diplomada en Cultura de Paz por la Universidad Autónoma de Barcelona.

Por su activismo pacifista recibió premios nacionales e internacionales de la Asociación de Prensa de Madrid, en España; de la Fundación Friedrich Ebert, en Alemania, y de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en México.

Cristina Ávila-Zesatti ha impartido conferencias y talleres en México, España, Colombia y Estados Unidos; fue redactora en el Canal TV6, de Guadalajara; productora en Telemundo en la zona occidental de México; productora y editora de Noticias Internacionales para Cable News Network (CNN); jefa de corresponsales para NBC-Telemundo Internacional, así como productora asociada en documentales para MS-NBC Investigatives, Canadian Televisión y ARD Televisión Pública Alemana.

En 2003-2006 se dedicó al periodismo de investigación en Bélgica, Francia y España, en temas sociales, y fue colaboradora de los semanarios mexicanos Día Siete y Eme-Equis, entre otras publicaciones.

Es la actual editora general de Corresponsal de Paz, que tiene un promedio de 30 mil lectores al mes, con visitas de más de 70 países de los cinco continentes.