TOLERANCIA E SOLIDARIDAD .
Un artículo del Inter Press Service en Cuba
Aunque la pandemia supuso para las y los adolescentes el cierre de escuelas, cancelar proyectos y distanciarse de sus amistades, una iniciativa estimuló la creación de nuevas vías para divertirse junto con las familias mediante los códigos propios de su edad.
Lo hizo mostrando las potencialidades de la cultura para identificar y a la vez protegerse de actos de discriminación, abuso o violencia, tanto en el ámbito doméstico como en los espacios digitales, según un resumen del proyecto facilitado a la Redacción IPS Cuba por su coordinación.
Foto: Tomada de la web Unicef Cuba
Fue asimismo una oportunidad para que las y los jóvenes participantes desarrollaran habilidades creativas y disfrutaran del tiempo libre mediante nuevas formas.
Se trató de la primera edición del Taller virtual “Vivir la adolescencia en tiempos de covid-19: promover buenas prácticas desde la cultura como entorno protector”, efectuado del 15 al 26 de junio, y en el cual participaron 30 adolescentes residentes en la capital cubana.
La iniciativa, liderada por la oficina en la isla caribeña del Programa de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), ocurrió como parte del nuevo Programa de Cooperación (2020-2024), entre Unicef y el Gobierno de Cuba.
Participó además un equipo de especialistas del Centro a + espacios adolescentes, la Universidad de La Habana y de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona.
Está alineada con el principio de que “todos los niños están protegidos de la violencia y la explotación”, enfocado a prevenir la violencia y fortalecer los entornos protectores de la adolescencia con un enfoque en los derechos y la equidad.
De acuerdo con las y los organizadores, esta experiencia constituye una forma pionera e innovadora de aprendizaje en el país y allana el camino para llegar a las y los adolescentes a través del uso responsable de las tecnologías.
Etapa compleja
La adolescencia resulta una etapa muy compleja de la vida, debido a los múltiples cambios físicos, psicológicos y emocionales que se vivencian, los cuales generan miedos, angustias, dudas e incertidumbres.
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How can we work together to overcome this medical and economic crisis?
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Como consecuencia de la pandemia y el necesario distanciamiento físico y social, este grupo etario experimenta más que otros sentimientos como la soledad y la tristeza, al no poder compartir con sus compañeros actividades relacionadas con el estudio, la recreación y el ocio, recuerdan especialistas.
Esto puede ser más desgarrador para quienes viven en entornos familiares violentos o están expuestos con mayor frecuencia a los riesgos de los escenarios digitales, advierten.
“En este tiempo he visto a mi hijo Adrián, de 13 años, por momentos ansioso, irritable, al no poder salir a jugar con sus amigos y permanecer semanas enteras en casa”, contó a la Redacción IPS Cuba Yuriana Sáez, residente en la ciudad de Moa, en la provincia oriental de Holguín.
Por su parte, Tailenis Céspedes, residente en La Habana Vieja, manifestó que su hija Adianet, de 15 años, “ha sido afortunada de vivir con una de sus primas, por lo cual no se aburre tanto: de lo contrario, imagino que se hubiera deprimido mucho al no tener alguien de su edad con quien compartir”.
La experiencia
De acuerdo con especialistas sumados a la iniciativa, el aislamiento reduce las posibilidades de recibir asesoramiento y servicios presenciales de profesionales.
Por esta razón, el taller se implementó a través de la red social WhatsApp, una herramienta fácil de usar y muy popular entre las y los adolescentes.
Ello permitió a psicólogos, sociólogos, comunicadores sociales y artistas llegar a un grupo y alentarlos a participar en procesos que contribuyen a la promoción de sus derechos y la prevención de la violencia bajo el concepto de la cultura como un entorno protector.
Al mismo tiempo, les proporcionó herramientas para resolver dudas, socializar experiencias y opiniones, así como obtener los recursos para un mejor desempeño y autoprotección en situaciones de discriminación, abuso o violencia.
Por limitaciones en la conectividad, hasta el momento han participado de la experiencia solo 30 adolescentes de la capital, pero el objetivo es beneficiar al menos a un centenar de distintas provincias del país.
Se pretende facilitar el intercambio con el equipo docente, el estudio de materiales de apoyo, el análisis de materiales bibliográficos y audiovisuales y la participación en los debates.
Algunas de las y los participantes reconocen que han aumentado sus conocimientos y herramientas para prevenir la violencia doméstica y en las plataformas digitales.
El taller ha incentivado el uso de disimiles expresiones artísticas como la poesía, el dibujo, la fotografía, la canción y el mensaje radial, entre otros.
Mediante dichas manifestaciones, las y los participantes han reflejado sus puntos de vista sobre la importancia de la cultura para comprender y transformar actitudes, tradiciones, costumbres, comportamientos y hábitos que obstaculizan e impactan negativamente en el desarrollo normal de la infancia y adolescencia.
También aumentó su motivación para ser parte de un movimiento social que eleve su voz, con el objetivo de poner fin a todos los tipos de violencia.