La UE pone voz a la paz de Colombia con las radios comunitarias

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Un artículo de Jaime Ortega Carrascal en La Vanguardia – reimpreso con fines no comerciales.

Un superviviente de la matanza de Bojayá, un guerrillero de las FARC que se apresta a dejar las armas o un campesino que dejó de cultivar coca son algunos de los colombianos anónimos que encontraron en las radios comunitarias el camino para promover la paz del país gracias al apoyo de la Unión Europea (UE).

La iniciativa “Radios comunitarias para la paz y la convivencia”, puesta en marcha a mediados de 2016, apoya a 400 de las 627 emisoras comunitarias existentes en Colombia para generar cultura de paz en las zonas rurales más alejadas, las más afectadas por el conflicto armado.


Foto Resander

“Es un trabajo muy importante porque las emisoras comunitarias llevan a la gente mensajes que son capaces de expresar lo que sienten quienes viven en territorios bastante lejanos”, dijo a Efe la embajadora de la UE en Colombia, Ana Paula Zacarías.

La UE destinó dos millones de euros (unos 2,23 millones de dólares) a esta iniciativa promovida por la Red Cooperativa de Medios de Comunicación Comunitarios de Santander (Resander) con el apoyo de la Presidencia colombiana, los ministerios de Cultura y de las TIC, la Oficina del Alto Comisionado para la Paz y el diario El Espectador.

“La misma gente ha trabajado esos mensajes adaptándolos a su región”, agregó Zacarías al recordar que la emisora “Fiesta Estéreo”, de Barrancas, en el departamento caribeño de La Guajira, emite en castellano y wuayuunaiki, lengua de los indígenas Wayú, que representan un alto porcentaje de la población de la zona y están repartidos entre Colombia y Venezuela.

En la lengua wuayuunaiki curiosamente no existen palabras como “paz” y “convivencia”, razón por la cual en esos programas la dicen en español.

La construcción de paz y de apoyo al posconflicto tras el acuerdo con la guerrilla de las FARC es la prioridad de la UE, que con este programa también hace énfasis en asuntos como comunidades indígenas, niñez, igualdad de género y protección del medioambiente.

“Todos los guerrilleros de las FARC estamos comprometidos con el proceso de paz y de nuestra parte no queremos sino utilizar solamente como arma la palabra”, afirma un guerrillero en la emisora “La Calidosa”, de Policarpa, municipio del departamento de Nariño, fronterizo con Ecuador.

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Question related to this article:

What is happening in Colombia, Is peace possible?

Journalism in Latin America: Is it turning towards a culture of peace?

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En Policarpa está una de las 26 zonas veredales transitorias de normalización (ZVTN) en las que cerca de 7.000 guerrilleros de las FARC dejarán las armas para volver a la vida en sociedad y por eso los mensajes de reconciliación son muy importantes entre los oyentes de “La Calidosa”.

“Estamos seguros de que este proyecto es uno de los que está teniendo un impacto en la construcción, en la transmisión de la paz en los territorios porque las 400 radios que se benefician pueden llegar a una audiencia de diez millones de oyentes”, indica Zacarías.

En la misma emisora, Juan, un campesino, cuenta cómo “la violencia ha pegado muy duro” en la zona y con su testimonio aconseja a los oyentes para que retornen a cultivos tradicionales, como el del café que durante años fue sustituido por el de la coca, que no les trajo sino desgracias.

“Vinieron personas y fueron infundiendo lo que se llama el cultivo de usos ilícitos (…) nos fuimos untando directa o indirectamente, sin darnos cuenta de que estábamos dañando nuestras familias”, relata.

La iniciativa de la UE no se basa solo en la apertura de los micrófonos a la gente sino que incluye talleres en los que 200 periodistas de radios comunitarias han sido capacitados para la elaboración de contenidos pedagógicos sobre la construcción de paz, asimismo 50 emisoras reciben asistencia técnica y donaciones de equipos de grabación.

El proyecto tiene asegurada la financiación hasta noviembre próximo, aunque la embajadora de la UE opina que eso “no quiere decir que no podamos en el futuro estudiar otras fórmulas de seguir apoyando este trabajo de emisión de mensajes sobre la paz desde los territorios” para promover la reconciliación entre los colombianos.

Un ejemplo de ello es el de Noel, un cantautor conocido como “el negrito del swing”, sobreviviente de la matanza de Bojayá, la peor cometida por las FARC, que el 2 de mayo de 2002 causó entre 79 y 119 muertos cuando una bomba lanzada contra paramilitares durante un combate cayó en la iglesia de ese pueblo del departamento del Chocó donde buscaban refugio centenares de personas.

“El arte va a permitir que no olvidemos lo sucedido, va a preservar la memoria, y pienso que estoy aportando (a la paz) no siendo rencoroso, tratando de sanar”, comenta Noel en “Suba al aire” en el que recuerda “que en Bojayá era muy feliz hasta ese 2 de mayo que cambió todo” y desde entonces no volvió a ver los bellos atardeceres en el río Atrato.