Puerto Rico : Educar para una cultura de paz

EDUCACIÓN PARA LA PAZ

Un article d’opinion de Dra. Matilde García Arroyo y Hilda E. Quintana en
El Vocero de Puerto Rico

En la pasada semana hemos visto muchísimos mensajes en las redes sociales sobre el valor y la importancia de la paz. Hay dos mensajes que nos han impactado y motivado a escribir de nuevo sobre la necesidad imperiosa de educar para la paz. Queremos compartir esos dos mensajes, ya que nos invitan a reflexionar no solo sobre la guerra en Ucrania, sino sobre las muchas otras guerras que están ocurriendo en el mundo, algunas no necesariamente con tanques de guerra, misiles y balas.

Uno de los mensajes es una cita de María Montessori: “Todo el mundo habla de paz, pero nadie educa para la paz, la gente educa para la competencia y este es el principio de cualquier guerra. Cuando eduquemos para cooperar y ser solidarios unos con otros, ese día estaremos educando para la paz”. Sin lugar a duda, cuando leemos las palabras de Montessori, pensamos en si será posible que se comiencen a modificar los sistemas educativos para que dejemos atrás tanta competencia y deseo de ser mejor que “el otro”. Esto no solamente ocurre entre los niños y jóvenes, ya que lo vemos también entre los maestros y administradores. Hay siempre esa necesidad de destruir al “otro” o de opacarlo para que nos veamos mejor y más poderosos. ¿Están de acuerdo con nosotras? Les dejamos esa pregunta para que reflexionen sobre la cita de esta gran educadora.

Por otra parte, unos días después nos encontramos con una cita de Malala Yousafzai, baleada a quemarropa por los talibanes cuando volvía a su casa de la escuela en Pakistán el 9 de octubre de 2012. Este ataque fue en represalia por su valiente activismo en favor de la educación de todos los niños, y muy especialmente por el de las niñas del mundo que no gozan de los mismos derechos a la educación que los varones. Hoy día sigue muy activa luchando por la paz y la educación.

(El artículo continúa en el lado derecho de la página)

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Questions for this article:

 
What is the best way to teach peace to children?

What is the relation between peace and education?

(El artículo continúa del lado izquierdo de la página)

Estas son sus palabras que circulan por las redes en estos días: “Si se quiere acabar la guerra con otra guerra nunca se alcanzará la paz. El dinero gastado en tanques, en armas y soldados se debe gastar en libros, lápices, escuelas y profesores”. ¿No les parece que Malala dice una gran verdad? Sin embargo, hoy día parece que muchas personas, no solo los políticos, prefieren la guerra. Lo vemos en mensajes por doquier, donde se expresa que “esta nueva guerra” se puede acabar de una manera muy sencilla: atacando al país invasor. ¿Será que los que están a favor de acabar la guerra con otra guerra no piensan en las consecuencias de esa acción?

Los reclamos de paz de muchos ciudadanos en el mundo nos hacen reflexionar sobre en qué hemos fallado. Tememos que mucho comienza en nuestros hogares, donde se promueve la competencia y “el quítate tú pa’ ponerme yo” y por ahí sigue ese mismo mensaje en la escuela, como dice Montessori. Por eso, se hace imperativo que comencemos a reflexionar sobre nuestras actitudes y visiones sobre la educación en el hogar y en la escuela. A nosotras, como educadoras, nos preocupa el rol que juegan los maestros en desarrollar una cultura de paz.

Recordemos que en el año 1997 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó el año 2000 como el Año de la Cultura de Paz (MANIFIESTO 2000 PARA UNA CULTURA DE PAZ Y DE NO VIOLENCIA, encuentros-multidisciplinares.org). Para celebrar tan importante ocasión, un grupo de Premios Nobel redactó un manifiesto que contiene una serie de principios claves con los cuales es necesario que todo ciudadano se comprometa en la vida cotidiana, en la familia, en el trabajo, la comunidad, el país y la región para lograr la cultura de paz. Destacamos los siguientes:

1. Practicar la no violencia activa, rechazando la violencia en todas sus formas: física, sexual, sicológica, económica y social, en particular hacia los más débiles y vulnerables, como los niños y los adolescentes.

2. Defender la libertad de expresión y la diversidad cultural: privilegiando siempre la escucha y el diálogo, sin ceder al fanatismo, la maledicencia y el rechazo del prójimo.