Un entrevista de Alicia Cabezudo con la Fundación Convivencia (reimpreso con permiso)
¿Qué es la paz?
La paz en su visión tradicional se entiende como ausencia de guerra o de violencia directa entre dos o más partes involucradas. Este concepto ha sido remplazado hoy por una concepción mucho más amplia – denominada paz positiva – que tiene en cuenta otros parámetros para definir PAZ proponiendo la eliminación de todo tipo de violencia, incluyendo la violencia cultural y estructural – tales como la discriminación, la exclusión, la xenofobia, el desempleo, el maltrato infantil , la malnutrición, los bajos salarios o la super explotación de obreros rurales y urbanos en sistemas económicos casi feudales . Al liberarse de la violencia estructural o de la injusticia social, la paz positiva implica y exige la presencia de valores y prácticas que aseguren , entre muchas otras cosas, una justicia social sostenible y una democracia plural para todos y todas.
¿Qué es educación para la paz?
La educación para la paz propone y promueve el marco teórico y las prácticas pedagógicas que aseguren desde un sistema educativo democrático las posibilidades de aprender y practicar conocimientos vinculados a la resolución de conflictos por vía pacífica, al diálogo intercultural , al ejercicio de derechos individuales y colectivos , y a la libertad de conciencia y de pensamiento en una sociedad plural e igualitaria .
Se rechaza en educación para la paz las resoluciones de conflictos en forma violenta como única fórmula eficaz y concreta para eliminarlos o bajar su intensidad , proyectándose esta perspectiva tanto a conflictos de tipo intrapersonal como a los de nivel familiar, comunitario, problemáticas originadas en el medio urbano, nivel regional, nacional e internacional.
Por otro lado, la violencia como objeto de análisis, y sobre todo la “cultura de la violencia” se constituye como un objeto de análisis importante del contenido de la educación para la paz ya que el ocultamiento de la violencia en el trabajo pedagógico sirve para legitimarla y dificultar el estudio y la comprensión de sus causas, así como la búsqueda de sus raíces, el análisis de los actores implicados, los diferentes contextos donde se desarrolla y por consiguiente – la determinación y selección de posibles soluciones a esa violencia.
Colombia está en una coyuntura muy particular en la que todo el mundo, no sólo América Latina, la está contemplando con solidaridad, interés y por sobre todo respeto y apoyo. Es absolutamente necesario que el proceso de los Acuerdos de La Habana que se está desarrollando en estos momentos sea acompañado por una Pedagogía para la Paz.
No existe hasta ahora, y esto quiero dejarlo claro, un proceso de paz luego de un conflicto armado que haya sido acompañado al mismo tiempo por una pedagogía de construcción de cultura de paz como se plantea hoy en este país. Creo que es una oportunidad única que no corresponde desaprovechar, potenciando todas las instancias posibles para que esa pedagogía sea diseñada y ejecutada a través de un proceso participativo y democrático en que todos los actores sociales implicados sean sujetos activos de esa planificación.
Educar para la Paz es reconocer al otro en toda su dignidad, su potencialidad y sus derechos y que el otro me reconozca a mí y mis circunstancias . Cuando menciono que reconozcamos al otro como sujeto efectivo de derechos, se crea inmediatamente una relación de paz y de armonía entre “ los nosotros”, que es exactamente lo que necesita hoy la sociedad colombiana.
Por lo tanto la Educación para la Paz opera como una herramienta, un camino para facilitar la pacificación del territorio; la democratización del sistema político, social y económico y la práctica efectiva de una justicia social solidaria y equitativa.
Todas estas premisas deberían convertirse en realidades efectivas en los tiempos que se aproximan, denominados hoy períodos de post – acuerdo o post – conflicto.
¿Cómo se construye un currículo para la paz?
Una de las características de la educación para la Cultura de Paz es la construcción social del conocimiento, siguiendo los preceptos educativos del famoso pedagogo brasileño Paulo Freire quien propugnaba un sistema educativo que enseñara a pensar en forma libre y crítica – promoviendo la independencia y diversidad de criterio como base enriquecedora en el proceso de aprendizaje. En este sistema los diseños curriculares corresponden a la realidad social, económica y cultural de los educandos, el Estado y los gobiernos se comprometen por la enseñanza público-obligatoria para todos y todas y los educadores reciben una formación profesional integral en cuanto a contenidos y metodologías. Las escuelas deberían enseñar a pensar y reflexionar sobre los distintos acontecimientos del mundo y de la realidad cotidiana con amplitud y objetividad, Los educadores tendrían que tener la libertad de planificar en reuniones de estudio y trabajo qué contenidos seleccionar y cómo enseñarlos. Y no sólo los maestros, sino también los delegados de los alumnos, las asociaciones de padres y los miembros relevantes de la comunidad educativa Concretamente la forma en que la Educación para la Paz sea impartida y se establezca su diseño curricular áulico debería ser decidido por todos los actores implicados en el proceso educativo, y no solamente por Ministerios, Secreatrías o Departamento pseudo-eruditos y muchas veces desvinculados de la realidad concreta en que están inmerso el proceso educativo y sus agentes.
Sería modélico que docentes y alumnos discutan y seleccionen por ejemplo un tema de derechos humanos y a partir de allí se pregunten e investiguen acerca del mismo. ¿Qué sabemos sobre esto que es importante para nosotros? – ¿Qué nos falta conocer para entenderlo mejor? – ¿Qué debemos profundizar y adónde vamos a buscar los datos? – ¿Quién nos puede ayudar a saber más sobre este tema?- ¿Qué método de trabajo vamos a utilizar? – ¿Cómo y con qué medios vamos a relatar lo descubierto y aprendido? – ¿A quién invitamos para participar en esta investigación y que puedan contribuír a la misma? ¿Dónde la realizamos? ¿Trabajamos también fuera del aula y de los ámbitos académicos? Etc.Etc.
Siguiendo esta línea de trabajo habrá indudablemente una construcción social del conocimiento; una participación plena de muchos actores; una selección variada de métodos y estrategias de estudio e investigación y – seguramente – el aprendizaje será exitoso y significativo, como deberían serlo todos los aprendizajes de nuestra vida en cualquier edad, lugar y circunstancia.
En este sentido, es importante también la introducción de la metodología de aprendizaje por proyectos. No sería real que en la escuela hablemos de paz; hablemos de guerra; hablemos de violencia de diferentes tipos , hablemos del fin del conflicto e intentemos generalizar la idea que después de los acuerdos y de la dejación de armas TODO SERA PAZ, TRANQUILIDAD Y ARMONIA .
Porque esto no será verdad .
Es necesario APRENDER a construir la paz en todos los espacios posibles y aquí la Educación para la Paz – su propuesta metodológica y curricular ocupa un rol fundamental en los períodos de reconstrucción posteriores a graves y largos conflictos armados.
Es necesario la formación de educadores en dinámicas y estrategias operativas y en la coordinación efectiva de pequeños proyectos en los distintos niveles de enseñanza que promuevan transformación, resolución de conflictos por vía pacífica y armonía social. En una palabra, es necesario promover una pedagogía que desarrolle en forma equilibrada contenidos teóricos y propuestas prácticas – praxis, en palabras de Paulo Freire – y poner manos a la obra en forma urgente a los educadores de todos los niveles, en el sistema formal, no formal e informal.
La Educación para la Paz es hoy un imperativo ético, político y social en Colombia .De la paz ya se ha hablado mucho durante más de 60 años en este país y los vaivenes, aciertos y retrocesos han sido innumerables.
Creo que ahora estamos viviendo una gran oportunidad . Que ahora es el momento – por lo tanto a trabajar por la Paz sin dilaciones!
¿En el proceso de educar para la paz cómo se debe trabajar con las víctimas?
En la situación actual de Colombia no podemos seguir hablando de víctimas y victimarios porque de alguna forma todos los colombianos han sido víctimas de forma directa o indirecta y todos han sido victimarios, aquellos que los fueron por mano propia, matando o asesinando, o aquellos que lo fueron por su indiferencia , por cerrar los ojos ante realidades evidentes o hacerse preguntas con doble lectura , tal como ¿no habrá hecho algo esa persona o familia al fin y al cabo. . . ? – que son otras formas de ser victimario. Por lo tanto, este maniqueísmo, este dualismo estéril utilizando las etiquetas VICTIMA y VICTIMARIO debe ser superado por una construcción conjunta caracterizada por la solidaridad y la visión de un futuro común por parte del gobierno, la sociedad civil , las Organizaciones No Gubernamentales, las asociaciones , Iglesias y población en general. Trabajo y construcción social que debería esclarecer en primer lugar las verdaderas raíces, situaciones, actores y causas de la violencia generada desde hace décadas y desde múltiples lugares en el territorio colombiano. El discurso VICTIMA- VICTIMARIO no facilita los procesos de reconciliación y diálogo – como lo ha demostrado claramente la historia de Sudafrica y varios países de ese continente – más bien agudiza enconos y odios obstruyendo las posibilidades de resolución y transformación que se persiguen.
La Educación para la Paz propone nuevos métodos de negociación, diálogo y mediación de conflictos en que el tradicional dualismo se invierte en grupos de análisis, reflexión y discusión sobre lo sucedido. Debería instrumentarse a los educadores para poder desarrollar técnicas en este sentido.
¿Cómo se puede alinear el proceso de paz con la escuela?
Creo que la escuela debe discutir el proceso de paz como un contenido de aprendizaje – y no sólo enseñar cifras y resultados del conflicto. Debería analizar y desplegar las causas que originan el largo conflicto; los intereses vinculados al mismo; los actores implicados – inocentes o no – y sobre todo mostrar a la sociedad en general todo el proceso de discusiones , acuerdos y desacuerdos que el estado colombiano está llevando a cabo para finalizar y transformar el conflicto en una instancia de paz no armada .
La población en general , y no sólo niños y jóvenes colombianos, deben conocer las distintas posiciones que se esgrimen en este momento para terminar con el conflicto armado , deben conocer las opiniones enfrentada y las soluciones posibles , deben conocer a los actores sentados en la mesa de negociaciones, sus propuestas, sus ideas y las alternativas que se han discutido y que se discuten actualmente
Y la escuela DEBE mostrar, enseñar, discutir, hablar de todo ello – al mismo tiempo que lo realizan los medios de comunicación , se refleja en la calle y en las conversaciones de las familias y los vecindarios rurales y urbanos.
Le voy a ser muy sincera .Yo visito Colombia con cierta regularidad desde hace muchos años – varias veces en el año académico debido a mis compromisos laborales aquí y estoy muy preocupada por lo que escucho en la calle, en el mercado, en las tiendas , en los pasillos de escuelas y universidades – porque la gente dice que el acuerdo de paz, es una entrega a las Farc .
Yo no sé si es o no una entrega a las Farc.
Lo que yo creo es que la sociedad civil no debe permitir que sea una entrega a las Farc. Lo que quiero decir es que este acuerdo del que tanto se habla no es un acuerdo entre el gobierno y los guerrilleros o los paramilitares –
Es y DEBE SER un acuerdo de todos.
Es y DEBE SER un acuerdo en el que la sociedad civil participe en forma activa.
Y por lo tanto un tema educativo POR EXCELENCIA.
Si la sociedad civil, la población en general y particularmente la población rural fue principal actor y partícipe en una guerra cruel y despiadada durante más de 60 años . . . COMO NO VA A SER ACTOR EN LA PAZ Y EN EL PROCESO QUE CONSTRUYA UNA NUEVA REALIDAD Y UNA TRANSFORACIÓN DEL PAIS
Absurdo sería negarlo y absurdo sería no abordarlo en las escuelas hoy mismo en Colombia.
Por lo tanto, esta entrega de la responsabilidad de los acuerdos al gobierno, necesita un toque de atención, ya que él no es el único que puede en este momento discutir y sentarse a la mesa de negociaciones. Por otra parte la sociedad no debe engañarse y creer que no es responsable en las discusiones, en los acuerdos y en las definitivas soluciones que se planteen para todo el pueblo de Colombia porque el gobierno no los ha invitado.
Me parece que este es un momento de toma de conciencia conjunta esta es la paz de todos o de nadie.
Esta es la Paz que debe enseñarse en las escuelas.
No es cierto que cuando se firmen los definitivos acuerdos la paz surgirá inmediatamente, como un bálsamo curativo y cicatrizador.
Idea utópica, irreal y falaz – sobre la que probablemente quiera convencer a toda la población el mismo sistema político colombiano.
La paz no se da mágicamente con el cese de fuego y la entrega de armas. Ni en esta terrible contienda colombiana ni en ningún conflicto armado de la historia a lo largo de los siglos.
La paz se construye diaria y trabajosamente con justicia social, con democracia participativa, con gobiernos honestos y responsables, con equidad y equilibrio, con igualdad de oportunidades para todos y todas los habitantes, con respeto por sus derechos y su dignidad humana , con cumplimiento de los deberes y compromisos por parte del gobierno y de la sociedad civil , la paz se da con libertad de decidir y . . también . . .sin armas .
Entonces SI podremos hablar de Paz. Y esto es lo que debería aprenderse en las escuelas cuando se hable de Paz. No falsas ilusiones sino una profunda convicción en la construcción colectiva de un país maravilloso destruido por quienes no fueron capaces ni de quererlo ni de cuidarlo ni de respetar a sus habitantes.
Pero la población y los colombianos sí lo harán. . . y deben comprometerse a ello.
Con entusiasmo afirmo:
Adelante, Colombia. Sus hermanos latinoamericanos y todo el mundo se solidariza con su gran país y los acompaña!