. DESAROLLO SUSTENTABLE .
Un artículo de France24
Los colombianos votaron este domingo (29 maio) y se decidieron por una segunda vuelta entre el izquierdista Gustavo Petro, que promete generosos programas sociales, y Rodolfo Hernández, un excéntrico magnate de los negocios. En su historia como república democrática, Colombia nunca ha estado regida por un Ejecutivo de izquierdas. Este es el año hay probabilidades, pero con Hernández en el balotaje, que cosechará los apoyos de la mayoría de votos de los otros candidatos, se vuelve a complicar el camino.
En esos primeros comicios, fue clave el voto de la juventud, de la que una gran parte participó en las protestas que sacudieron al país el año pasado. © Juan Barreto / AFP
Tras los resultados de la primera vuelta de las elecciones este domingo,balotaje hacia la carrera presidencial en Colombia se disputará entre la izquierda y el populismo ‘outsider’ y antiestablecimiento. Los colombianos no pudieron ser más explícitos en su indecisión entre un anhelo de cambio y su miedo histórico a la izquierda.
Gustavo Petro, cabeza del Pacto Histórico, se impuso este domingo 29 de mayo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales y se enfrentará en segunda vuelta, el 19 de junio, a un sorprendente aspirante: el empresario Rodolfo Hernández.
Petro, político en activo y exmiembro del movimiento guerrillero M-19, obtuvo el 40,3% de los votos según el preconteo de la Registraduría Nacional. Rodolfo Hernández, por su parte, exalcalde de la ciudad de Bucaramanga, obtuvo el 28,1% de los sufragios, dejando al candidato de la derecha, Federico Gutiérrez, quien durante semanas se mantuvo como segunda opción en las encuestas, por fuera de la contienda final.
Un hito histórico para Colombia
Lo de Petro, era el escenario previsible, aunque una victoria definitiva supondría un cambio de paradigma: la posible llegada de la izquierda al poder en Colombia constituiría un hecho histórico.
En la nación andina, los gobiernos de mayoría de derecha y hasta extrema derecha se sucedieron durante décadas. “La izquierda siempre ha sido marginal, a diferencia de otros países del Cono Sur, que presentan una tradición izquierdista con más éxito electoral”, explica a France 24 Miguel García, profesor de Ciencia Política en la Universidad de los Andes.
Sin embargo, la izquierda ganó fuerza en el país estos últimos años. La apuesta de Petro estuvo sostenida, sobre todo, por la juventud colombiana, que exige cambios y una mejora de las condiciones de vida. De hecho, esa petición la gritaron durante meses el año pasado en las calles de Colombia, durante un inédito Paro Nacional.
Los jóvenes son un grupo demográfico clave para Gustavo Petro, que tiene cerca del 50% de apoyo entre los votantes de ese arco de edad. El izquierdista lideró sistemáticamente los sondeos de opinión por sus promesas de redistribuir las pensiones, ofrecer una universidad pública gratuita y cambiar lo que, según él, son siglos de profunda desigualdad, pero se quedó a cerca de un 10% de esquivar el balotaje, lejos de los pronósticos más optimistas, que le alzaban hasta el 46%.
Una ventaja en la primera vuelta que no compensará las dificultades que tiene por delante el candidato de la izquierda
La victoria de Petro, que se presenta por tercera vez a unas elecciones, significaría, según Miguel García, “el triunfo de un discurso muy crítico hacia las estructuras que han gobernado tradicionalmente en Colombia. El triunfo también de la desaprobación hacia una sociedad montada sobre mucha desigualdad y jerarquías simbólicas”.
No obstante, los resultados de esa primera vuelta no significan que el juego esté ganado para Petro. Porque el pasado del candidato favorito de las encuestas pesa mucho entre los debates y la opinión pública, y además, su rival electoral le impide hacer un discurso tan polarizador como quisiera.
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What is happening in Colombia, Is peace possible?
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La otra fuerte crítica que genera el candidato es el supuesto futuro hundimiento que su victoria significaría para la economía de Colombia. El que era su principal oponente, Federico Gutiérrez, advirtió, por ejemplo, que los planes económicos del izquierdista, que incluyen la prohibición de nuevos proyectos de petróleo y gas, arruinarían, según él, el país.
Una “Colombia chavista”, sustos de la derecha pero nada probable si ganara Petro
Por su parte, Petro ha rechazado las reiteradas acusaciones de que imitará las políticas del fallecido expresidente venezolano Hugo Chávez y de su sucesor Nicolás Maduro.
En cuanto a esa repetida comparación entre la Venezuela actual y una Colombia gobernada por la izquierda, el experto Miguel García sostiene: “Opino que la posibilidad existe. ¿Pero con qué probabilidad? También existe la probabilidad de que caiga un asteroide y desaparezca la tierra… Sin embargo, creo que esos temores son un poco infundados. Petro representa mucha incertidumbre, sin duda, pero no de esta clase”.
A lo largo de una campaña electoral plagada de polémicas y acusaciones, muchos analistas coincidieron en un punto: el peor escenario para Petro sería jugarse la segunda vuelta con el populista Rodolfo Hernández.
El fenómeno Hernández
Y resulta que el magnate de la construcción obtuvo este domingo el 28,1% de los votos. El septuagenario subió en las encuestas en las últimas dos semanas, impulsado por su colorida presencia en las redes sociales y sus promesas contra la corrupción.
El propio Hernández, de 77 años, se enfrenta a una investigación en curso sobre su presunta intervención cuando era alcalde de Bucaramanga en una licitación para beneficiar a una empresa para la que su hijo ejercía presión, algo que él ha negado reiteradamente.
En la segunda vuelta, Hernández podría contar con el apoyo de un amplio frente ‘antipetrista’: “Representa esa modernización conservadora tan particular a Colombia, que no cuestiona el statu quo, sino la clase política y la corrupción. Es la perfecta encarnación del outsider latinoamericano, un hombre efectista que dice lo que piensa. Tiene un discurso de confrontación y de autoridad, dispuesto a terminar con los grandes males de pais. Una mezcla de Trump con Bolsonoro”.
Pero de ganar, el septuagenario no tendría el camino fácil para gobernar. El profesor de los Andes describe un posible escenario de enfrentamientos con todo el Congreso: “¡Hernández no tiene ni un legislador! Llegaría a las Cámaras legislativas donde la izquierda tiene un terreno inédito. Tendría que acercarse a los sectores de centro-derecha, que son justamente el objeto de su crítica”.
Y agrega: “Tratar de gobernar sin Congreso en Colombia no es fácil. Tenemos una tradición de coalición muy eficaz, y ese tipo de disputa no la hemos visto nunca”. Del lado de Petro, el analista habla de un camino más factible para hacer coalición, ademas de partir con una gran parte del Congreso de su mismo bando político.
Unos resultados que reflejan la caída de la derecha y “la derrota de un Gobierno mediocre”
El gran derrotado de la jornada fue Federico Gutiérrez. El exalcalde de Medellín, de derecha y el candidato más alistado a las políticas oficialistas, obtuvo 5.054.993 votos, equivalentes al 23,91% del total de los sufragios. Aunque los sondeos de opinión lo habían pronosticado como presidenciable en segunda vuelta, el candidato conservador no se despegó de las acusaciones de ser un sucesor ideológico del impopular presidente Iván Duque y el expresidente Álvaro Uribe, algo de lo que se quiso desmarcar, sin éxito.
“Su derrota refleja la derrota de un Gobierno mediocre, que nunca se vinculó con la ciudadanía, que siempre se puso del lado contrario. El solo ejemplo de las protestas del año pasado basta: cuando, ante claras violaciones de derechos humanos, el presidente prefirió ponerse una chaqueta de policía”, sentencia Miguel García. Y en efecto, el mandatario Iván Duque transita por la recta final de su mandato con una desaprobación que supera el 67%.
Entre estos dos candidatos que claman una ruptura, las próximas tres semanas, hasta el 19 de junio, ambos ofrecerán un tira y afloja entre dos propuestas de cambio. La decisión final la tomarán los colombianos, que este domingo dijeron sí al cambio, pero no se sabe exactamente a cuál y hacia qué sentido.