Colombia: En Caquetá líderes sociales, estudiantes y víctimas del conflicto se gradúan en diplomado sobre justicia transicional

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Un artículo de Unidad para las victimas

Con 45 graduados entre estudiantes universitarios, líderes sociales y víctimas del conflicto armado, culminó en Florencia (Caquetá) el diplomado “Justicia transicional: un aporte a la construcción de paz territorial”, iniciado en julio pasado y en el que diez acreditadas entidades nacionales e internacionales aportaron conocimientos y experiencias.

El diplomado se constituyó en una apuesta de articulación interinstitucional entre el Sistema de Atención y Reparación Integral para las Víctimas (SNARIV), el Sistema Integral para la Paz (SIPAZ), la Oficina de paz y el consultorio jurídico de la Universidad de la Amazonía (UDLA), junto con la organización de cooperación internacional Alemana (GIZ).

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What is happening in Colombia, Is peace possible?

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Los participantes se acercaron a conocimientos básicos sobre justicia transicional, con enfoque en el Caquetá, donde además de comprender los procesos de atención y reparación a las víctimas, restitución de tierras, verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición, adquirieron herramientas en materia de derechos humanos y derecho internacional humanitario, entre otros aspectos.  

Valentina Almario, futura abogada y líder de mujeres víctimas de abuso, destacó el tema de la implementación del enfoque de género en contextos de justicia transicional, lo mismo que los mecanismos territoriales para la implementación de la política pública de víctimas. 

“A eso hay que añadirle la importancia de comprender la necesidad de la verdad como bien público, para contribuir a la construcción de una cultura de paz territorial en Colombia”, dijo. 

El estudiante José Luis Tinoco Rivera dijo al respecto que le llamó la atención, de manera particular, el contraste hecho entre los procesos de negociación basados en DDR –Desmovilización, Desarme, Reinserción- del siglo pasado, frente a los procesos de negociación de este siglo, que se inscriben en las lógicas de la justicia transicional. 

Fueron cinco meses, 160 horas, que incluyeron clases presenciales, ejercicios prácticos y trabajo en casa.